Ecuador atraviesa una grave crisis económica, social y política que golpea especialmente a unas clases populares que se encuentran huérfanas de un proyecto político que vislumbre alguna salida a esta situación. Dicho espacio lo ocupó en un momento dado el correísmo. Pero desde el Gobierno de Lenín Moreno hasta la actualidad, no hay ninguna propuesta política que cumpla esa función. Esta es la principal conclusión que se desprende del estudio de análisis cualitativo de opinión realizado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) en diversas zonas de la Región de Pichincha, Ecuador, a finales de 2021.
El estudio, realizado mediante la técnica de grupos focales, se llevó a cabo en las localidades de Calderón, Chillogallo, La Magdalena, Salgonquí, Comité del Pueblo y Cayambe. Participaron 192 personas, divididas en 24 grupos a razón de ocho participantes por grupo. Los perfiles seleccionados para cada grupo fueron los siguientes:
- Mujeres de clase popular con cargas familiares, encargadas del hogar y en paralelo trabajadoras de la economía no formalizada o trabajadoras en precario. Entre 30 y 55 años.
- Jóvenes de clase popular con estudios básicos, trabajadores de la economía no formalizada, precarios o desempleados. Cuatro hombres y cuatro mujeres. Entre 22 y 30 años.
- Jóvenes de clase popular con estudios universitarios, con trabajos precarios o en búsqueda de empleo. Cuatro hombres y cuatro mujeres. Entre 20 y 25 años (en el grupo de Cayambe, dado el marcado carácter rural de la zona, se sustituyó este perfil por: personas de clase popular, trabajadoras del sector agropecuario, cuatro hombres y cuatro mujeres, de 25 a 40 años).
- Personas de clase popular votantes del correísmo (cuatro de ellas) y exvotantes del correísmo que en las últimas elecciones se decantaron por otras opciones (cuatro restantes). Cuatro hombres y cuatro mujeres. Entre 30 y 55 años.
A continuación se enumeran los principales hallazgos discursivos detectados en el transcurso de la investigación:
- Los principales sentimientos que permean están relacionados con el temor, incertidumbre ante el futuro, desesperanza acerca de una posible mejora, desilusión y orfandad de liderazgos políticos, sociales e institucionales.
- El discurso dominante relata una crisis sin precedente en la historia contemporánea del país.
- Hay una desconfianza absoluta hacia los políticos de cualquier tendencia y hacia la política como actividad que pueda garantizar una mejora en las condiciones de vida. La antipolítica y la apolítica tiñen todos los relatos.
- Las únicas salidas que se contemplan pasan por lo individual –desde el esfuerzo personal hasta la picaresca–, sin que se atisbe ningún discurso que apueste por lo colectivo.
- Las dos principales preocupaciones son la inseguridad y el desempleo.
- La inseguridad se achaca principalmente a la llegada de migrantes venezolanos y, en menor medida, a la crisis económica. Mientras que hay cierta comprensión hacia los delitos cometidos a causa de la pobreza, los relatos hacia los emigrantes son inflexibles, cayendo en una estigmatización totalizadora –“todos son delincuentes”– y abogando por soluciones punitivistas.
- El sentimiento de orfandad aparece con fuerza en los relatos sobre la inseguridad. Se considera que autoridades e instituciones no hacen nada para resolver el problema o, incluso, actúan en franca complicidad.
- Se considera que el desempleo y la precarización de las condiciones laborales son anteriores a la pandemia, que no habría hecho más que intensificar esta situación. De nuevo se responsabiliza a los venezolanos, a quienes se acusa de desplomar los salarios, emergiendo también la ausencia de una autoridad institucional que evite estas prácticas ilegales.
- El triunfo de Guillermo Lasso en las elecciones de 2021 se interpreta desde el deseo del cambio y no por una identificación con su proyecto ni por una supuesta identidad “lassista” que, como se verá más adelante, no existe. Por otra parte, no hay indicios de que una equiparación política e ideológica entre Lasso y Lenín Moreno haya conseguido anclarse en los imaginarios.
- Los principales motivos aducidos para ese cambio son:
Declive económico durante el Gobierno de Lenín Moreno.
Rechazo a una supuesta perpetuación en el poder del correísmo.
Valor del cambio por sí mismo con independencia de quien lo encarne. Mitificación del concepto de cambio.
- Es pertinente señalar que no existe una identidad política “lassista”. Ni siquiera aquellos que le votaron se califican como “lassistas” o muestran una identificación expresa con él. Por el contrario, sí existe una identidad correísta, asumida explícitamente por sus seguidores (y como suele suceder, dicha identidad despierta también una respuesta en contra, que en este caso sería el anticorreísmo).
- Entre las personas que venían de votar al correísmo y eligieron otra opción en los pasados comicios surge como justificación para dicho cambio la posibilidad de que Andrés Arauz, el candidato correísta, también terminara por romper con Rafael Correa.
- Además del deseo de cambio, otros motivos por votar a Lasso y que pueden ser atribuidos directamente a su candidatura son:
Atractivo de ciertas promesas: alza del salario básico, creación de empleo y libre acceso a la universidad.
Perfil adecuado para abordar la problemática económica.
- Desde el lado correísta, el triunfo de Guillermo Lasso se debe a las campañas de manipulación informativa y a un electorado crédulo e ignorante que creyó las supuestas mentiras. En este sentido, cabe destacar que el discurso correísta se expresa desde el resentimiento hacia un país que, según su relato, traicionó el legado de quien en su opinión fue el mejor presidente de la historia del Ecuador. Es un discurso ensimismado, carente de empatía y que no logra más que rechazo o indiferencia entre el resto de participantes en el debate.
- La gestión de Guillermo Lasso concita tres discursos diferentes:
Decepción. Se considera que no ha cumplido sus promesas. Se denota arrepentimiento por haberle votado.
Margen de confianza. Se entiende que aún es pronto para valorar su gestión. Además, cree que carga con una pesada herencia del periodo anterior (corrupción, endeudamiento, bancarrota…; discurso más presente en el anticorreísmo).
Situación previsible. Es el discurso del correísmo. Lasso, el responsable del Feriado Bancario, no podría actuar de otra forma. De nuevo aparece el relato crítico contra sus compatriotas por haberle votado.
- Hay consenso en que los Gobiernos de Rafael Correa fueron la época más próspera del país. No obstante, dicho acuerdo no implica la misma valoración de ese periodo. Los relatos se bifurcan de la siguiente forma:
Discurso pragmático. Con independencia de que hubiera corrupción o no, lo cierto es que las condiciones de vida eran mejores, desde el empleo hasta educación, salud o seguridad.
Discurso anticorreísta. La gestión estaba basada en un despilfarro de recursos públicos y en una corrupción generalizada que, finalmente, ha desembocado en la situación actual. Añade un componente ético para replicar al discurso pragmático: no es admisible robar, aunque la gestión sea positiva.
Discurso correísta. La gestión fue positiva y, además, se llevó a cabo de forma honesta. Los casos de corrupción fueron aislados y no provenían de Correa o de su entorno más cercano.
- Los jóvenes tienen un recuerdo difuso del periodo de Rafael Correa. Para ellos, el referente más nítido de un Gobierno correísta sería el de Lenín Moreno.
- Las intervenciones actuales de Rafael Correa a través de las redes sociales generan dos reacciones diferenciadas:
Apoyo, fundamentalmente del seguidor correísta. Lo ven firme en la defensa de su inocencia. Consideran que mantiene intacta su capacidad de liderazgo, haciendo observaciones atinadas sobre la situación del país.
Rechazo, principalmente entre los participantes anticorreístas y exvotantes. Entienden que transmite resentimiento por haber perdido las elecciones. Sostienen además que genera crispación y enfrentamiento en la vida política, cuando lo que debería primar en estos momentos es la unidad entre los políticos para solucionar los problemas del país.