(Informe: TeleSUR/CELAG)
Según indican las previsiones, por tercer año consecutivo la economía de Bolivia registrará el mayor crecimiento de la región, ritmo que se mantendrá también en el 2016 de acuerdo a las previsiones hechas por el Banco Central de dicho país. La nación andina cuenta con variables más que favorables para que su economía continúe por la senda del crecimiento el año entrante. Así lo aseguró el Banco Central, entidad que proyecta una tasa del 5 por ciento o más para el próximo año, debido principalmente a los proyectos que se aprobarán en el marco del plan nacional de desarrollo 2016-2020, entre los que se destacan los referidos al crecimiento de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE). Ambos proyectos prevén mayores ingresos debido al crecimiento de las exportaciones tanto de gas natural como de energía eléctrica.
En el primer semestre de este año, el crecimiento llegó al 4,6 por ciento y en esa línea, todo parece indicar que el país comandado por Evo Morales se ubicará por tercer año consecutivo como el de mayor crecimiento económico de Sudamérica. Según declaraciones del ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Arce, ese aumento sostenido del PIB se debe a “la aplicación de un modelo económico social comunitario y productivo” que “va más allá de las exportaciones, pues tiene fuertes bases en la demanda interna y el incremento permanente de la inversión pública”.
Medidas contracíclicas
Pese a un contexto adverso marcado por la caída de precios en el mercado internacional, el Gobierno boliviano prepara medidas contracíclicas para hacer frente a los problemas que se pueden presentar. Aunque el descenso de los precios de las materias primas ha generado una reducción de los ingresos, la cual ha impacto principalmente en el presupuesto de las gobernaciones y los municipios, las autoridades bolivianas aseguran que los gobiernos subnacionales cuentan con recursos suficientes en caja y bancos estimados en unos 2 mil millones de dólares, lo que permitirá paliar la baja de ingresos en el resto de 2015.
Asimismo, para enfrentar el contexto externo adverso, el Gobierno boliviano ha decidido centrar su política económica en el lanzamiento de medidas anticíclicas orientadas a aumentar la inversión y la producción, en lugar de rebajar expectativas y ahorrar recursos. En este sentido, la meta apunta a la elevación de inversiones en el sector productivo para mantener el crecimiento sostenido del PIB.
Para continuar impulsando un crecimiento sostenido en el próximo quinquenio, contemplando las complicaciones internacionales, la gestión de Morales apuesta por reforzar el contexto interno para no poner en riesgo el ámbito social. Este compromiso se basa en cinco ejes: 1) elevar las inversiones en el sector petrolero, 2) exportar energía eléctrica, 3) desarrollar la petroquímica, 4) expandir el sector agro, y, 5) industrializar el litio.
Al mismo tiempo, se plantea incrementar las inversiones en actividades de exploración y explotación de nuevos campos de gas natural y efectuar mayores inversiones para la generación eléctrica, tomando en cuenta que el estado prevé recibir más ingresos por la exportación de energía a países vecinos que por los envíos de gas. Hasta ahora, Bolivia ha suscrito acuerdos energéticos con Argentina, Brasil, Paraguay y Perú. Más en detalle, con Argentina se acordó el tendido de una línea de transmisión desde la ciudad de Yacuiba hasta la frontera con el país vecino, mientras que con Brasil se concretó la exportación de 8 mil megavatios. Asimismo, el país impulsará la instalación de plantas hidroeléctricas y avanza en la industrialización del gas, como así también consolidar el tercer eje, referido al desarrollo petroquímico. En cuanto a la industrialización del litio, la inversión hasta 2019 superará los mil millones de dólares, mientras el crecimiento del sector agropecuario se estimulará a través de nuevas normas y otras medidas.
En conclusión, muy lejos de los principios ortodoxos, Bolivia sigue consolidando su buen rumbo económico incluso a pesar de un contexto internacional francamente desfavorable.