- Según una de las últimas encuestas nacionales (XP/Ipespe, entre 9 y 11 de mayo) para las elecciones presidenciales brasileñas que se celebrarán el próximo 2 de octubre, Lula se sitúa con 44 % de intención de voto y Bolsonaro con 32 %. Es una posición muy consolidada: hace más de un año que Lula está prácticamente en el mismo nivel de preferencia electoral (40 %). En un balotaje, según las encuestadoras, la diferencia con Bolsonaro sería de 54 % a 35 %, con un todavía 10 % de indecisos. Lula vencería frente a cualquier candidato en el balotaje.
- Dentro de la relativa estabilidad la última encuesta de XP/Ipespe refleja un retroceso de Lula en la región Sur ‒supone el 15 % del electorado‒, cayendo de 40 % a 32 %, lo que contrasta con una recuperación de apoyos de Bolsonaro que trepa hasta 45 %.
- Si bien en los sondeos hubo un pequeño retroceso, un núcleo importante del apoyo al dirigente petista es la franja etaria de los 16-43, y entre aquellos que ganan menos de dos salarios mínimos ‒un 46 % del electorado‒.
- Respecto al factor “rechazo” de Bolsonaro (arriba del 50 %), presenta el índice negativo más alto de un candidato a 5 meses de una elección desde 1989. El de Lula da Silva se encuentra en el 37 %, lo que sitúa su techo relativo en casi el 63 %.
- Aunque aún quedan cuatro meses para la elección parece difícil que aparezca algún contendiente alternativo a los propios Lula y Bolsonaro, que suman más del 54 % de las respuestas espontáneas de adhesión.
- Durante el primer cuatrimestre del año Lula estuvo dedicado a las articulaciones partidarias. Hasta el momento PT, PSB, PSOL, PcdoB, REDE, PV y Solidaridade han dado respaldos formales a la fórmula presidencial Lula-Alckmin. A ello se suman más aproximaciones de liderazgos y fracciones del PSD, del MDB y otros partidos de centroderecha, que incluso pueden aumentar una vez que comience la campaña y se disperse aún más lo poco que queda de quienes se apuntarían ‒de aparecer‒ a una “Tercera Vía”.
- Da Silva continúa insistiendo en consolidar la que será la base parlamentaria de un futuro Gobierno, consciente de que este aspecto es clave para blindarse ante las presiones del Congreso (como le ocurrió a Dilma Rousseff).
- En el plano comunicacional, a finales de abril el exministro de Comunicación Social, Franklin Martins ‒que se encargaba de la coordinación general de la comunicación de la precampaña‒ fue apartado de la función. También fue sustituido el responsable de marketing, Augusto Fonseca. Estos cambios parecieran vincularse a un intento de responder a la recuperación de apoyos electorales de Bolsonaro. En el recambio fue nombrado como nuevo responsable de marketing Sidónio Palmeira, quien ha dado entender la necesidad de modificar algunos aspectos del discurso y estética de Lula, apuntando medidas como sacar de la indumentaria del candidato el rojo propio del PT y sustituirlo por el “verdeamarela” de la bandera brasileña.
- El debut de Palmeira fue el acto de lanzamiento de la fórmula presidencial el sábado 7 de mayo en San Pablo. Lula lanzó un discurso estructurado en torno de la idea de la soberanía leyendo de forma pausada ‒algo inhabitual en Lula‒. El giro en los contenidos tuvo una repercusión positiva en redes sociales, lo que impulsó, sumado a un encuentro posterior bastante comentado con el rapero Djonga, que las interacciones de Lula en Twitter y las búsquedas de Lula en Google superaran por primera vez a las de Bolsonaro.
- La candidatura de Lula en los Estados. Más allá de las características propias de Lula, el PT llega a esta elección con una candidatura bastante más respaldada territorialmente que la de 2018, con mejores articulaciones políticas en los 4 principales colegios electorales del país, y con chances para sus candidatos a gobernadores. En San Pablo, Río de Janeiro y Minas Gerais ‒que representan más del 40 % del padrón electoral nacional‒ el PT o aliados lideran las intenciones de voto a gobernador; en Bahía, el cuarto distrito del país, el apoyo a Lula es macizo, al igual que en el resto de la Región del Nordeste.
- Respecto del Programa de Gobierno de la candidatura de Lula/Alckmin (Movimiento “Vamos Juntos pelo Brasil”), falta un tiempo para que venza el plazo legal para su presentación. Las principales definiciones del programa están siendo encargadas a la Fundación Perseu Abramo ‒dependiente del PT‒ bajo la coordinación económica del exministro del PT, Aloizio Mercadante.

Lula sigue repuntando en las encuestas, mientras Bolsonaro mantiene un índice negativo de más de 50 %.