Maquinaria electoral

Las mediciones demoscópicas en Colombia no suelen acertar por el efecto de una maquinaria sobrevalorada por la opinión pública. Pero la maquinaria no alcanza para “dejar fuera de juego” a una opción de cambio en primera vuelta, aunque logre cierto caudal de votos extra a último momento.

El vertiginoso ascenso de Gustavo Petro en los sondeos de opinión, que lo ubican como segundo en intención de voto para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia el próximo 27 de mayo -pisándole los talones a Iván Duque y superando con creces a Germán Vargas Lleras, Humberto de la Calle y un cada vez más desinflado Sergio Fajardo- ha despertado la preocupación de las élites enquistadas en el poder, que ven en el ex alcalde un liderazgo capaz de arrebatarles su hegemonía histórica y poner en peligro el establishment de un país atrapado por la raigambre conservadora.

Así, la estructura mediática dominada por grandes capitales favorables a los intereses conservadores, ante la imposibilidad de abusar de los sondeos de opinión –vigilados por la autoridad electoral– desarrolló un sistema para pronosticar los resultados máximos y mínimos que podrían llegar a obtener los presidenciables.

En su pronóstico -realizado para Caracol Radio del Grupo PRISA- Cifras y Conceptos utiliza una combinación de opinión y estructura (maquinaria) en la que analizan las más recientes encuestas de firmas reconocidas y se estudian los resultados legislativos del pasado 11 de marzo junto con los movimientos políticos, para definir cómo afectaría la maquinaria electoral al porcentaje de votos que obtendrían los candidatos.

Modelo de Pronóstico

Modelo de pronóstico

Fuente: Caracol Radioi

El objetivo del estudio es reposicionar a Germán Vargas Lleras en la carrera por la Presidencia y reducir el impacto de los sondeos de opinión pública que hacen ver a Petro como la figura que le disputaría al uribismo la segunda vuelta. En el modelo predictivo, la intención de voto de Vargas Lleras, que se ha mantenido entre el 6 y el 8% en los últimos sondeos de opinión, crece hasta a un máximo de 23,8%, inverosímil para cualquier lector que no esté prevenido. Un resultado que implicaría, según señala el analista político Miguel Ceballos, “pasar de 1 millón 440 mil votos a 4 millones 300 mil votos, aproximadamente”.ii

El modelo predictivo, que estira al máximo las posibilidades electorales del candidato Vargas Lleras -que arrastra la pesada carga del desgaste del Gobierno Santos, la mala imagen que se ha granjeado a sí mismo a punta de polémicas como el maltrato a sus trabajadores y los desafortunados vínculos con los clanes políticos más corruptos del país– es parte de una estrategia consistente no sólo en condicionar el voto de opinión (un objetivo que probablemente no llegue a conseguir) sino, fundamentalmente, en mantener aceitada a su maquinaria.

Clientelismo y violencia en Colombia

Las maquinarias políticas son redes de organización de votantes creadas, generalmente, por los partidos políticos para cooptar el voto a a través del traslado de votantes, compra de votos y clientelismo político. La manipulación del voto se hace a través de líderes territoriales o barriales que se encargan de recoger una lista de votantes que, posteriormente, serán parte de cúmulo de votos que aportará cada candidato a la campaña.

En el caso de las elecciones presidenciales hay una dificultad añadida para los candidatos, y es la capacidad del control en el nivel territorial, dado que dichas maquinarias, en general, son movidas por cacicazgos regionales cuya movilización dependerá de qué tan engrasada tenga la maquinaria el candidato de turno. Así, este relacionamiento no sólo depende del dinero de cada campaña sino que, además, se ve condicionado por la cercanía entre los liderazgos regionales y los presidenciables, pero, sobre todo, por las posibilidades de éxito de los candidatos.

Es innegable que el ex vicepresidente Vargas Lleras fue quien más hizo por cultivar una estructura de apoyo territorial durante su paso por el Gobierno. Como resultado, Vargas Lleras tiene el apoyo de las 55 maquinariasiii más grandes del país (aunque en ellas se incluyen 23 liderazgos políticos condenados o con alguna investigación formal). Entre los condenados hay seis personas vinculadas al paramilitarismo, uno por homicidio y uno más por corrupción. Por su parte, Iván Duque también es heredero de familias políticas relacionadas con la corrupción y el paramilitarismo,iv un accionar que refleja características comunes en la configuración de apoyos territoriales para las derechas.

Las formas de fraude electoral que se llevan a cabo con el apoyo y participación de estas estructuras se relacionan también con el accionar violento de actores armados, fundamentalmente paramilitares, que desde finales de los años 90 se convirtieron en un factor determinante en la contienda electoral. Estos actores ejecutaron durante muchos años una estructura de violencia hacia la ciudadanía y liderazgos independientes, con el acompañamiento y aval de los cacicazgos regionales de la derecha, muchos de los cuales fueron fundamentales en las elecciones ganadas por el uribismo en 2002, 2006 y 2010 y resultaron posteriormente condenados por su relación por el paramilitarismo en el conocido escándalo de la llamada ‘Parapolítica’.

En la actualidad, las maquinarias violentas siguen manifestándose en buena parte de los municipios del país. Según la Defensoría del Pueblo, un cuarto del país tiene amenazas y constricciones que impiden a la gente salir a votar libremente. Los departamentos más afectados son Arauca, Meta, Guaviare, Chocó y Antioquia. Se identificó algún tipo de riesgo electoral en 287 municipios (en 29 departamentos) donde hay peligro por la posible incidencia e intervención de un grupo armado ilegal para las elecciones de Congreso y Presidencia. De estos 287 municipios, un total de 87 están calificados en riesgo extremo (13 departamentos); 91 en riesgo alto (18 departamentos) y 109 en riesgo medio (22 departamentos). v

¿Cuánto han influido las maquinarias en Colombia?

Ahora bien, analicemos la correlación entre las encuestas de opinión y el voto efectivo del electorado en las últimas elecciones. En los comicios presidenciales de 2010 la tendencia de opinión del electorado, durante el mes de mayo, se orientó a una polarización entre el Partido de la U y el Partido Verde -alternando entre ambos el virtual ganador por un escaso margen-. El resultado de la primera vuelta finalmente aventajó al entonces candidato del uribismo entre 7 y 21 puntos más de lo previsto por las encuestadoras. Por su parte, Cambio Radical -uno de los partidos con más nexos con el paramilitarismo- obtuvo el doble de votos que su mejor pronóstico.

Encuestas y resultados Presidenciales 2010 (primera vuelta). Colombia.

Fuente: Elaboración propia en base a encuestas difundidas y datos oficiales de Registraduría.

En el balotaje ocurrió algo similar: las encuestas de opinión -previas a la primera vuelta ante un posible escenario de segunda vuelta entre Santos y Mockus- encontraron un voto reñido -aunque con ventajas para Mockus-, sin embargo, la tendencia volvió a cambiar abruptamente en los sondeos realizados en junio, en las semanas previas a la  celebración del balotaje. 

Fuente: Elaboración propia en base a encuestas difundidas y datos oficiales de Registraduría.

Para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2014,   la mayoría de los estudios demoscópicos aventajaron al candidato oficialista, Juan Manuel Santos –en fórmula  con Germán Vargas Lleras–. El resultado cambió a mediados de mayo, diez días antes de celebrarse los comicios, favoreciendo al candidato del Centro Democrático. ¿Cambio de último momento o lucha interna entre facciones de maquinarias? 

Encuestas y resultados de la primera vuelta en las elecciones presidenciales 2014 (Colombia)

Fuente: Elaboración propia en base a encuestas difundidas y datos oficiales de Registraduría.

El balotaje de 2014 podría resumirse como una contienda entre dos grandes facciones herederas del uribismo. El resultado fue parejo y el vencedor fue el oficialismo, que resultó reelecto gracias al apoyo de un sector del Partido Liberal -otrora uribista y devenido en santista-.

Cuadro de encuestas y resultados electorales en el balotaje de las presidenciales en Colombia (2014)

Fuente: Elaboración propia en base a encuestas difundidas y datos oficiales de Registraduría.

Las mediciones demoscópicas en Colombia no suelen acertar, entre otras razones, por el efecto de una maquinaria sobrevalorada por la opinión pública. La incidencia del voto clientelar, al tratarse de prácticas ilícitas, es difícil de estimar. Asimismo, el comportamiento de las maquinarias no es lineal, sino que se adecúa a cada contexto. Siguiendo esta hipótesis, en las elecciones de 2010 donde participaron candidatos que expresaban un cambio, la participación alcanzó el 49,29% (4,2% más que en los comicios anteriores) mientras que en 2014, en una disputa se dirimió entre facciones del uribismo, la participación decreció al 40,65% (-8,6%). Los escenarios electorales de 2010 y 2014 ejemplifican como, en principio la maquinaria no alcanza para “dejar fuera de juego” a una opción de cambio en primera vuelta, aunque logre cierto caudal de votos «extra» a último momento.

Hasta ahora los escenarios reafirmaban la hipótesis del politólogo Yann Basset, quien achacaba la manutención de las maquinarias a la mediocridad de los políticos alternativosvi, sumada a la falta de credibilidad en el sistema democrático, en los liderazgos políticos y en la transparencia del proceso. Estas elecciones pueden ser, sin embargo, la ruptura de la regla: la posibilidad de que una alternativa política capaz de articular a un electorado cansado de la corrupción y la violencia llegue al poder, se aleja de la utopía y se empieza a expresar de forma realista en enormes movilizaciones callejeras –pocas veces vistas– en todos los rincones del país. En Colombia se acaba el tiempo de la inercia y comienza el tiempo del cambio. Un cambio incontenible que ni las estratagemas más artificiosas de la vieja derecha podrán contener.

 

Ava Gómez Daza

Dra. en Ciencia Política (USAL) (Colombia)

Ava Gómez Daza es investigadora posdoctoral del CONICET en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la Universidad de Buenos Aires (IEALC-UBA). Es doctora en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca (USAL), con maestría en Estudios Latinoamericanos y pregrado en Comunicación Audiovisual y en Sociología,…

Javier Calderón Castillo

Doctor en Ciencias Sociales (UBA) (Colombia)

Javier Calderón Castillo es magíster en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctor en Ciencias Sociales de la UBA. Es miembro del Grupo de Pensamiento Crítico Colombiano del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, IEALC-UBA.