La democracia ha sido puesta en jaque en Brasil.
Durante los últimos meses fuimos testigos de todas las maniobras políticas y judiciales por desprestigiar y apartar del poder a la compañera presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Hoy esos intentos se han materializado con la decisión del Senado de apartar del cargo por 180 días a la Presidenta. Ese mismo Senado que debería haber trabajado y legislado por y para los intereses del pueblo brasilero y no para los intereses políticos de unas élites, deseosas de volver a instaurar un pasado neoliberal que sumió a Brasil en la pobreza y desigualdad de las grandes mayorías.
Los emporios mediáticos celebran hoy su victoria, la victoria de la minoría. Esos mismos que prestaron sus páginas de diario y sus pantallas televisivas para regar por todo el continente una acusación que carece de todos los requisitos mínimos legales y que no ha mostrado una sola prueba ni en la Cámara baja ni en el Senado.
Estamos en presencia de un Golpe de Estado, operado mediante turbios mecanismos judiciales y el apoyo de los grandes capitales.
Desde CELAG condenamos y rechazamos el proceso de desestabilización y el Golpe de Estado a Dilma Rousseff e instamos a todas las instancias y mecanismos de integración regional a defender la democracia y la voluntad de los pueblos expresada en las urnas.