por Sabrina Flax y Agustín Lewit En el marco del décimo aniversario de la IV Cumbre de las Américas en donde se le dijo No al ALCA, ALSur conversó con Jorge Taiana, recientemente electo parlamentario del Mercosur, ex canciller argentino y coordinador de aquella Cumbre de Mar del Plata, sobre los desafíos para la región … Seguir leyendo

por Sabrina Flax y Agustín Lewit

En el marco del décimo aniversario de la IV Cumbre de las Américas en donde se le dijo No al ALCA, ALSur conversó con Jorge Taiana, recientemente electo parlamentario del Mercosur, ex canciller argentino y coordinador de aquella Cumbre de Mar del Plata, sobre los desafíos para la región en términos de integración.

1) Se están cumpliendo diez años de la IV Cumbre de las Américas, donde se puso un freno al ALCA, ¿Qué significó ese hecho a la luz de la década que le siguió?

Para mí esa cumbre fue muy importante porque Néstor Kirchner me dio la responsabilidad de designarme coordinador nacional y por lo tanto tener responsabilidad política en manejarla. Y creo que el resultado, mirándolo en perspectiva, haberle dicho no al ALCA fue una decisión estratégicamente correcta. El ALCA lo que planteaba era un interrelación hemisférica subordinada a la conducción de los intereses de los Estados Unidos y eso para la Argentina y para el Mercosur -que fueron los cuatro países que dijeron no, junto con Venezuela en ese momento- la verdad no era un acuerdo beneficioso. Estados Unidos, como exportador de granos, es un competidor del Mercosur, y obviamente desde el punto de vista industrial, los países con mayor desarrollo, Brasil y Argentina, que venían de la apertura indiscriminada de los `90, en ese acuerdo teníamos mucho que perder y poco que ganar. Esto desde el punto de vista estrictamente comercial y productivo.

Desde el punto de vista político, se trataba de reconocer un liderazgo político y subordinarnos a él. Para nosotros el “no al ALCA”  no es solo un no, es un sí a la integración regional entre países en desarrollo, entre iguales; es un sí a fortalecer el Mercosur; es un sí a lo que va a ser posteriormente la creación de la Unasur. Sin “no al ALCA” no hubiera existido la Unasur. Sin “no al ALCA” se hubiera disgregado el Mercosur.

En realidad si uno lo mira en perspectiva esa potencia hegemónica y ese unilateralismo iba a perdurar en el tiempo y por lo tanto subordinarse a él podría haber sido una especie de idea prudente; con el no, en cambio, se podía estar empezando otra cosa. Y esto es importante, porque en marzo de 2003 fue cuando se hace la invasión de Irak y es el punto máximo del unilateralismo y de hegemonía de una única potencia. Pero nosotros en 2005 comenzábamos a ver, lo veíamos con Néstor Kirchner, lo veía Lula también, lo veía Chávez, veíamos que esa única potencia estaba pasando a un mundo donde eso iba a ir cambiando y nosotros creíamos que íbamos paulatinamente a un mundo más multipolar en lo económico, y paulatinamente también en lo político. Es decir, nosotros veíamos este proceso de los países emergentes.

Yo recuerdo que con Néstor fuimos a China en el 2004, en el marco ya de ese creciente reconocimiento de que el mundo iba a ser un mundo distinto, donde las relaciones de poder estaban desplazándose de norte a sur, de oeste a este, y en donde por lo tanto a países en desarrollo como los del Mercosur y Unasur les convenía sí asociarse entre iguales para aprovechar un mundo donde iba a haber más oportunidades. Por supuesto las oportunidades tienen su contraparte de amenaza, por eso hay que saber aprovecharlas. Pero un mundo multipolar es un mundo en donde países medianos tenemos más posibilidades de hacer acuerdos beneficiosos para nosotros en lo económico, en lo comercial, en lo financiero, en lo tecnológico.

2) ¿Qué evaluación se puede hacer sobre la integración regional en la última década? ¿Coincide con los que marcan un déficit respecto a la integración económica? 

Una cosa es haber acertado estratégicamente lo que teníamos que hacer, que era la integración entre iguales, apostar al fortalecimiento del Mercosur y la creación de Unasur y apostar a las relaciones sólidas con los países emergentes. Eso lo hicimos, fortalecimos el vínculo y el comercio, la economía, y la integración económica del Mercosur y fortalecimos los lazos con los países emergentes, con China, con Rusia, con India, con los países árabes y por supuesto con nuestra región. Eso se puso en marcha. Ahora bien, a partir de la crisis económica mundial y de sus repercusiones un poco más tardías acá en nuestra región el ritmo de avance en la integración regional se ha visto afectado. Esto es un dato cierto, estamos amesetados en ese proceso. Los países que somos parte del Banco del Sur no terminamos nunca de ponerlo en marcha definitivamente e integrar nuestros recursos, por más que esté todo formalmente terminado. Nos costó también avanzar en la integración productiva, sobre todo en la relación estratégica Brasil – Argentina, que es una relación muy clave para América del Sur. Pero es muy difícil ahora, con tan bajas tasas de crecimiento y con situaciones de recesión como vive Brasil en este momento, poder avanzar. Cuando se crece muy poco o se decrece económicamente, cuando hay dificultades, los gobiernos, pero también los grupos económicos, incluso los sindicatos y las distintas organizaciones sociales, tienden a volverse más defensivos, a defender lo que hay y a no atreverse a avanzar.

Por eso es cierto que se avanzó, pero también es cierto que hoy hay un déficit. La pregunta es: ¿Cómo salimos de esta situación de amesetamiento? ¿Salimos con políticas defensivas, como creo que están tomando la mayoría de los países, en cuanto a la integración? ¿O salimos con políticas que traten de pegar un salto? Yo personalmente creo que los problemas de la integración son como los de la democracia: los problemas de la democracia se curan con más y mejor democracia. Los problemas de la integración, igual. Se curan con más y mejor integración. Por eso creo que la forma de superar este amesetamiento que estamos viviendo en buena parte de la región se supera yendo para adelante, avanzando y profundizando la integración, para lo que hay que tener una visión estratégica y dar los pasos tácticos adecuados para poder superar los obstáculos y poner muchísima voluntad política a eso, ¿Por qué? Porque estoy muy convencido que la única posibilidad real de desarrollo sustentable para nuestros países es la integración regional, no hay posibilidad de desarrollo sustentable si cada uno se mantiene aislado en su propio territorio, en su propia estructura productiva, ni para los chicos, ni para los medianos, ni siquiera para los grandes.

Me parece que la integración es lo único que nos puede dar la espalda suficiente para aguantar las presiones y las fortalezas de modo suficiente para poder ser escuchados en un mundo que es complejo, que es muy cambiante en algunas cosas y que tiene un montón de rispideces políticas, pero también económicas.

3) El Mercosur está negociando un acuerdo comercial con la UE. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Es un acuerdo que tiene muchísimos años de intentarse, yo mismo he tenido una participación en el intento de reactivarlo en el 2010. Están teóricamente a punto de presentar una oferta.

Un acuerdo depende de lo que uno defienda. Nosotros tenemos que hacer un acuerdo que defienda claramente el empleo, los puestos de trabajo, las industrias y en general la perspectiva de que crezcan las mismas; un acuerdo favorable para nuestros países. Un acuerdo que no sea favorable no hay que firmarlo, ni nos conviene. Es difícil llegar a un acuerdo. El actual tiene que ver con bienes, servicios, inversiones y compras gubernamentales. No son las mismas situaciones la de Brasil que la de Argentina en esas cuatro áreas, pero nosotros tenemos cosas que hay que defender. Por ejemplo uno de los temas complejos era toda la industria de autopartes, querían más avance de la autoparte y nosotros queremos exactamente lo contrario, nosotros tenemos poca inversión en la industria automotriz, en el caso de Argentina, no más del 30 por ciento de integración nacional y hoy nuestro objetivo es avanzar en esto, ese era uno de los puntos del conflicto que había y más difíciles de superar, así como hay otros, en general los europeos nos ofrecían, no caídas de aranceles (que es lo que querían) sino que ellos ofrecían desde el punto de vista agrícola cuotas, es una negociación muy compleja y depende el espíritu de lo que se pueda ofrecer.

Lo único claro para mí es que cualquier negociación tiene que tener presente la defensa del trabajo y de la posibilidad del desarrollo para la Argentina, y para el Mercosur, con integración productiva y con mayor valor agregado en nuestra producción.

4) Acaba de ser electo parlamentario del Mercosur. ¿Qué papel ocupa el Parlasur en la integración de la región?

En el caso del Mercosur creo que este año han habido dos novedades, y ambas son de tipo político. La primera ha sido la incorporación de Bolivia; y la segunda, la elección directa por parte de la Argentina de sus parlamentarios del Mercosur.

Esto creo que es una señal de avance para la integración y una señal de poner voluntad política. ¿Por qué? porque no hay ningún proceso de integración económica que haya avanzado sin un componente parlamentario. ¿Por qué razón? Porque sencillamente la integración no es un proceso que tenga que ver con los técnicos, ni los ejecutivos, ni siquiera con los presidentes, es un proceso que hacen las sociedades. Para que participen las sociedades tienen que estar representadas, y la mejor forma que conocemos de representación de una sociedad es la representación política, por eso es importante que haya una representación política. ¿Qué es el Parlasur? ¿Es un parlamento en desarrollo?  Ciertamente; hoy la integración está en desarrollo. La elección directa lo que permite es que haya personas con vocación por la integración, que dediquen cien por ciento de su tiempo a tratar de remover obstáculos, a tratar de buscar coincidencias, a generar espacios políticos para la integración y a generar condiciones favorables para el consejo del mercado común, que el poder ejecutivo y resolutivo tomen medidas que avancen y en eso podemos hacer muchas cosas. En lo económico, poniendo el centro en algunos temas, generando espacios, buscando consensos, tratando de resolver problemas, pero no solo en lo económico.

Hay muchísimos temas políticos y sociales que requieren o que pueden tener un apoyo importante por parte de los parlamentarios. Por ejemplo, tomemos un tema que en Argentina ha tenido mucha presencia importante, porque hay un problema serio, el tema de la trata. La trata de personas claramente desborda la cuestión fronteriza y es una cuestión que tiene que ver con la región, la trata tanto para condiciones de trabajo en situación de servidumbre en donde se encubren talleres con población sometida a condiciones completamente aberrantes de trabajo y explotación o a la trata para explotación sexual. Los parlamentarios tenemos mucho para hacer: ir a los países para ver los temas fronterizos, para ver las prácticas de los distintos países de la región, para tomar países que son origen de migrantes que son sometidos a esta situación y buscar más información o buscar prácticas que hayan sido exitosas, buscar homogeneizar la legislación. Esto vale también para las drogas ilícitas, para el tema del lavado. O sea, hay varios temas donde obviamente se puede activar, mover y generar espacios.

Para defensa del medioambiente. Nosotros en el Mercosur tenemos una declaración en defensa del Acuífero Guaraní, yo creo que tenemos que hacer un tratado en defensa y protección del Acuífero Guaraní como una de las más grandes reservas de agua dulce subterráneas del mundo. Lo intentamos tiempo atrás, pero no pudimos terminar de hacerlo, ahora creo que tenemos que avanzar en eso.

De la misma manera que tenemos que hacer cosas con la situación de las finanzas. La Argentina ha llevado adelante una campaña internacional en relación a la reestructuración de la deuda soberana que culminó este año con la resolución de las Naciones Unidas sobre el principio para reestructurar su deuda soberana. Nosotros podemos promover esto, de manera que se vaya incorporando en la legislación interna de los países del Mercosur y tener una mejor defensa frente a los movimientos especulativos y sobre todo a los fondos especulativos que son hoy el centro de lo que se llama la financiarizacion del capitalismo mundial.

Me parece que podemos hacer cosas en ese sentido, y obviamente en el caso de Argentina, podemos trabajar en la región para fortalecer la política de la defensa de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. Creo que es clara la posibilidad de sentar a los británicos a negociar sobre la soberanía de las Malvinas, que es lo que pide Naciones Unidas, esa posibilidad se fortalece en la medida en que es más sólido, más fuerte, y más unido el apoyo regional.

5) Estamos en medio de la definición presidencial en Argentina. ¿Qué se pone en juego en términos de integración en el marco del ballotage entre Scioli y Macri?

Me parece que se pone en juego mucho. Scioli ha expresado la prioridad que le da a la integración regional. Se ha encontrado en Chile con Bachelet, en Uruguay primero con Mujica y luego con Tabaré, ha viajado a Brasil a verlos a Lula y a Dilma, se ha encontrado acá con Evo, tenía un viaje previsto para verse con Rafael Correa que no se pudo concretar… pero obviamente él dará una prioridad a la integración regional y está comprometido y es claro respecto a la idea de desarrollo de la Argentina. Es lo que él plantea: la etapa del desarrollo sustentable. Y ese desarrollo tiene que darse en un marco de integración regional.

En cambio Macri tiene otra visión. Macri tiene una visión más crítica sobre la integración regional, sobre el Mercosur y es más defensor de una relación privilegiada con Estados Unidos, como hubo en el pasado.

Yo obviamente comparto mi visión con Daniel Scioli y por eso me parece que en términos de integración y en términos del futuro de la Argentina y en términos de debate en la región es muy importante la elección del 22 de noviembre y el triunfo de Daniel Scioli, que es el presidente que garantiza el desarrollo sustentable, la justicia social y la soberanía política e integración regional.

6) ¿Cómo imagina el futuro de la región para la próxima década? 

Yo soy optimista, lo veo bien. Creo que hemos tenido una década de gran avance, ahora estamos en una pequeña meseta, en la que hay una ofensiva de las fuerzas conservadoras para tratar de retrotraernos al pasado, pero creo que esa ofensiva va a fracasar. Nosotros tenemos que tomar impulso y prepararnos para una segunda etapa de fuerte crecimiento, de desarrollo sustentable, de la justicia social y de la integración regional. Hemos cumplido una etapa y debemos prepararnos para la otra, en un mundo que ciertamente es un poco difícil, un mundo que va a tener tasas de crecimiento menores que en el pasado, pero es un mundo en donde el multipolarismo nos da una serie de oportunidades, que si las aprovechamos bien podemos fortalecernos para el desarrollo productivo, para el desarrollo del valor agregado, para el desarrollo de la ciencia y tecnología y para ser una región que sea escuchada e imitada en el mundo.