Independientemente del resultado electoral de la alcaldía de la populosa Sao Paulo, Guilherme Boulos ya destaca como un líder progresista con proyección. Aquí su perfil político.

Guilherme Boulos nació en San Pablo el 19 de junio de 1982. Padre de Sofia y Laura, Guilherme es hijo de dos médicos, con trayectoria en docencia universitaria. Ya en 1997 y con 15 años, estando en el nivel secundario, ingresa al movimiento estudiantil y participa de reuniones de la UJC (Unión de la Juventud Comunista) interesándose por algunos movimientos sociales de esos años, como el MST (Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra). En la FFLCH (Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas) de la Universidad de San Pablo hizo la carrera de Filosofía y luego de algunos años de intervalo, realizó una maestría en Psicología clínica. En el trayecto, salió de la casa familiar y pasó a vivir a los 20 años en un predio ocupado del MTST (Movimiento de Trabajadores Sin Techo), el principal movimiento social urbano del país. En esos años el movimiento comenzaba a tener bastante protagonismo, sobre todo en San Pablo. Este tiempo coincide con un período de transiciones políticas relevantes tanto en el país como en la ciudad: la vuelta del PT (Partido dos Trabalhadores) a la Intendencia de San Pablo –en el 2000, con Marta Suplicy– y la llegada de Lula a la presidencia en 2002. En el medio, Boulos seguiría de cerca los intensos debates teórico-politicos de la FFLCH – quizás, durante esos años, uno de los centros intelectuales universitarios más vibrantes del país– y las teorizaciones que surgían respecto de una “perspectiva política de los movimientos sociales”, con la que Guilherme sintonizaría.

El contexto histórico brasileño confirmaba ámbitos de articulación (novedosos) entre “lo social y lo político”: del 2001 al 2003 gana impulso el Foro Social (Mundial) en Porto Alegre como un instrumento y referencia dentro del mapa de las izquierdas, en las que Boulos participa: hay una comprensión, más allá del instrumento político, de la necesidad de articulación con otros movimientos sociales. Esas mismas conexiones son las que lo llevan a Argentina, en 2002, en medio de un panorama supraestructural y económico muy convulsionado, a acompañar de cerca las diferentes experiencias de resistencia y contrapoder de los Movimientos de Trabajadores Desocupados en la localidad de San Francisco Solano, Provincia de Buenos Aires. Un año más tarde, participará intensamente de una reconocida ocupación del MTST en San Bernardo do Campo en un terreno de la autopartista de la Volskwagen. Paradojas del destino: misma localidad y misma rama de actividad a partir de la cual Lula comenzó su carrera política.

Los inicios del primer Gobierno del Partido dos Trabalhadores (2002-2006) generaron ciertas desorientaciones tanto en la base social de sus votantes como en diversos grupos dirigentes e intelectuales. La cuestión tomó forma en descontentos internos en el PT (y en la CUT –Central Unica de Trabajadores–) que terminaron por proyectar un nuevo partido político en 2004: el PSOL (Partido del Socialismo y la Libertad), cuyas primeras figuras públicas (provenientes del PT) se organizaron detrás del liderazgo de la senadora Heloisa Helena, que resultó en candidata presidencial en 2006. Quizás en los ámbitos intelectuales universitarios la ruptura tuviera efectos más amplificados; en su Facultad, los destacados desembarcos al PSOL de Chico de Oliveira y Paulo Arantes, entre otros profesores de su época. Sin embargo, Boulos se mantuvo en el plano de la “militancia social” en el MTST, consolidando gradualmente su rol como coordinador dentro del movimiento. Desde entonces ha contribuído en las interpretaciones de lo que significaba “ocupación”, “moradía” y toda la serie de problemas conexos que se presentan en correspondencia con las transformaciones urbanas en curso por aquellos años –propias de una expansión capitalista que durante el intenso ciclo económico 2004-2010 modificaría el paisaje de las principales ciudades del país–. No es casualidad que el tema ganara relevancia en San Pablo, Porto Alegre o Salvador (y hoy el MTST tenga presencia activa en 13 Estados): los efectos de la “gentrificación” y la especulación inmobiliaria empujaron a colocar el problema del hábitat a la orden del día, y con ello cierta comprensión de la problemática. En este rubro, el aporte de Boulos como dirigente intelectual ha sido permanente: artículos, entrevistas, libros de su autoría como ¿De qué lado estás? Reflexiones sobre la coyuntura política urbana en Brasil (2015) o ¿Por qué ocupamos? Una introducción a la lucha de los Sin Techo (2015).

Su exposición pública se amplifica al momento de los preparativos del Mundial de Fútbol de 2014 (y las Olimpíadas de Río de Janeiro de 2016): los desplazamientos poblacionales y los impactos ambientales que las grandes obras de construcción trajeron –además del proyectado carácter restrictivo que tendrían los espectactulos– llevaron a Boulos y al MTST a participar intensamente de un ciclo de protestas y movilizaciones que tuvieron su momento culminante en junio de 2013, conjugando una diversidad de reclamos, entre ellos, los del hábitat y sus derivaciones en el transporte, la salud pública, etc. Es un período político complejo y ambiguo: por un lado, no tenía Boulos (que ya es coordinador nacional del MTST) ningún argumento para acompañar el rumbo económico del Gobierno y mucho menos cuando se confirma la designación de J. Levy al frente del Ministerio de Economía en el segundo mandato de Dilma Rousseff. Pero, por otro lado, ya se empieza a advertir que buena parte de las protestas cristalizaban en posiciones más robustas para el golpismo en ciernes.

El juicio político a Dilma en 2016 encuentra a Boulos en la primera línea de denuncia y oposición al golpe. El MTST pasa a coordinar sus acciones políticas contra el golpe en el marco del Frente Povo Sem Medo (FPSM) que es, junto al Frente Brasil Popular (FBP), los dos espacios de resistencia que se organizan ante las circunstancias. Es un momento clave en la biografía política de Boulos. Sobre la cuestión escribe en “¿Por qué gritamos Golpe?” (2016) y lo hará más tarde en “Golpe es guerra: tesis para enterrar el 2016” (2019). En el medio de las movilizaciones recibe dos distinciones en esos años: la medalla del Mérito Legislativo de la Cámara de Diputados, en 2016, y el Premio Santos Dias de Derechos Humanos en la Cámara Legislativa de San Pablo, en 2017. Será en el ámbito del FPSM que los lazos con el PSOL se estrechan –aunque hubo otros antecedentes– convirtiéndose luego en una nueva afiliación partidaria e inmediatamente en su candidato presidencial en 2018, en una fórmula que compartió con Sonia Guajajara y que obtuvo un muy magro 0,56 % de votos. Unos meses antes, ese mismo año, Boulos será uno de los pocos dirigentes que no siendo del PT acompañará a Lula en su acto antes de ingresar a la prisión –Lula lo destaca en su mensaje de despedida– acercando al partido una impronta diferente a la pensada por los dirigentes iniciales del PSOL o incluso por el propio Marcelo Freixo, la última figura “nacionalizable” del partido (luego de su excelente performance en las municipales de 2016 en Rio de Janeiro).

En la elección general por la Intendencia de San Pablo de este año (primer vuelta), Boulos confirmó dos elementos: por un lado, su capacidad para dialogar con las “nuevas agendas”, incorporando en su discurso esas mismas demandas que muchas veces son capturadas por la derecha (y que lo fueron por el bolsonarismo en 2018). Por otro lado, el acompañamiento de sectores populares a su candidatura, generando una identificación que la izquierda había venido relegando. En ese sentido, su cercanía y puente con “lo social” se mantienen; y es un excelente atributo político, distintivo del resto de los “jóvenes liderazgos políticos” de los últimos tiempos. Ya durante la campaña del balotaje tuvo el mérito de lograr articular los respaldos del resto de los partidos del espacio progresista/democrático/centro izquierda, lo que no fue tarea sencilla y no ha sido constante en otras ciudades. Cuestión que resalta un hecho indiscutible: se confirma como un dirigente con proyección nacional.

 

Amílcar Salas Oroño

Dr. en Ciencias Sociales (UBA) (Argentina)

Amílcar Salas Oroño es doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), magister en Ciencia Política por la Universidad de São Paulo (USP) y licenciado en Ciencia Política por la UBA. Es profesor en varias universidades nacionales de Argentina, tanto en grado como en posgrado. Se desempeña…