- Este 7 de mayo, Chile volverá a las urnas para escoger a las 50 personas que conformarán el Consejo Constitucional, la única de las tres instancias del nuevo proceso constituyente cuyos cargos se definen mediante elección popular.
- En septiembre de 2022 se rechazó la propuesta de Constitución presentada por la Convención Constitucional, motivo por el cual las fuerzas políticas en el Congreso apostaron por reiniciar el proceso mediante un nuevo acuerdo que propuso una institucionalidad menos representativa y con mayor control del poder instituido.
- Dentro de ésta se encuentra el Comité de Expertos, integrado por 24 miembros designados por el Congreso para redactar un anteproyecto de Constitución y cuyos trabajos iniciaron el 6 de marzo. También se encuentra el Comité Técnico de Admisibilidad, una suerte de árbitro del proceso, compuesto por 14 juristas elegidos por el Senado a partir de una lista presentada por la Cámara de Diputadas y Diputados. Su tarea será sujetar el texto a las denominadas «bases institucionales» definidas en el mencionado acuerdo y que delimitan el alcance mismo del proceso constituyente.
- Finalmente está el Consejo Constitucional, que se elige este domingo. En total, 353 candidaturas compiten para lo que será la primera elección de cargos con sufragio universal en el país tras la reinstauración del voto obligatorio en diciembre. Esta reposición se dio tras el incremento de participación observado en el plebiscito de salida respecto a otros procesos (86 % frente al 55 % de la segunda vuelta presidencial), y la presunta favorabilidad que significó para la derecha al marcar la amplia distancia entre el rechazo y el apruebo.
- El Consejo Constitucional que se elige debe redactar el texto constitucional definitivo a partir del anteproyecto que le envíe el Comité de Expertos. De este modo, el Consejo no cuenta con mucho margen de acción ya que, por un lado, debe respetar la versión de los Expertos y, por otro, no puede sobrepasar los límites prefijados por los 12 puntos del acuerdo entre partidos.
- Los 50 miembros del Consejo se eligen mediante las reglas del Senado, es decir, los escaños se distribuyen de forma no proporcional entre 16 circunscripciones regionales según el artículo 190 del texto refundido de la Ley 18.700. La Zona Central más las principales regiones del centro-sur concentran 20 escaños, las regiones al contorno del centro suman 18, y las zonas extremas (más la última región creada) totalizan 12 escaños.
- Estas reglas han favorecido partidos tradicionales y sobrerrepresentado a la región de La Araucanía, que históricamente ha presentado resultados favorables a la derecha y que con casi un millón de habitantes tiene los mismos 5 escaños que la Región Metropolitana, donde habitan más de ocho millones de personas.
- La instancia contará con paridad de género (25 hombres y 25 mujeres) y los escaños en cada circunscripción se distribuirán mediante cifra repartidora por listas abiertas.
- Habrá escaños supranumerarios para pueblos indígenas según vote la población autorreconocida. Se otorgará un primer escaño si los votos por la lista representan el 1,5 % del total nacional y uno extra cada 2 %. Solo se inscribieron 2 candidaturas.
- A pesar de las tentativas del Gobierno para concurrir en lista única, finalmente el oficialismo se presenta fracturado en dos: de un lado,Unidad para Chile, compuesta por el Frente Amplio y los partidos Comunista, Socialista y Liberal; del otro, Todo por Chile, integrada por los partidos de la ex Concertación, Por la Democracia (PPD), Democracia Cristiana (DC) y Radical (PR).
- La oposición se organizó en tres listas: Chile Seguro, de la derecha tradicional que en su momento apoyó a Sebastián Piñera (Unión Demócrata Independiente) Renovación Nacional (RN) y Evolución Política (EVOPOLI); y dos listas unipartidistas, la del Partido Republicano, del ultraderechista José Antonio Kast; y la del Partido de la Gente (PDG), del neoliberal Franco Parisi.
¿Qué se juega el domingo?
- La idea de nueva Constitución ya no convoca como antes, entre otras razones porque la iniciativa tiene un fuerte componente “experto” en vez de político que ya no atrae a la opinión pública. En su momento fue relevante la crítica a las élites y la desigualdad; hoy priman en el debate la seguridad y lo económico, lo cual pospone el debate político. Así, al margen de la composición del Consejo, esta elección impacta en la correlación de fuerzas en distintos niveles.
- En primer lugar, el país viene sumido en una crisis política y social que no ha sido tramitada correctamente por los partidos políticos ni la institucionalidad, y tampoco se prevé que se supere con el nuevo proceso constituyente. A su vez, la agenda mediática ha conseguido instalar nuevamente los temas de inseguridad y migración, lo que ha incrementado el descontento.
- En segundo lugar, ambos bloques disputan la hegemonía en la agenda del país. La derrota del 4S sumió al oficialismo a la voluntad de la oposición, que acogió el rechazo como un triunfo propio. Lograr un bloque mayoritario (26 personas), o de quórum mayoritario (30 personas) podría devolver cierta capacidad de manejo al Gobierno. En caso contrario, se profundizaría el dominio simbólico de la oposición, limitando aún más la capacidad de negociación del oficialismo.
- En tercer lugar, internamente ambos bloques enfrentan disputas entre partidos tradicionales y nuevos movimientos. Del lado del oficialismo, se define si es la ex Concertación o la izquierda la que tendrá más peso de cara a la segunda mitad del mandato, lo cual implicaría nuevos movimientos ministeriales en el Gobierno. La oposición, por su parte, se debate entre el liderazgo de la derecha tradicional y el populismo de derechas que representan Republicanos y el PDG.
- Finalmente, la última encuesta CADEM de abril da un 30 % de aprobación al Gobierno, lo cual podría trasladarse a las urnas como castigo. En otras palabras, el oficialismo podría enfrentar un Consejo Constitucional de mayoría opositora, aunque parece complicado que alguna fuerza logre los 3/5 necesarios para aprobar cada artículo en solitario.