En las últimas semanas, el Gobierno de Donald Trump ha cambiado de Secretario de Estado y amenaza con destituir al Consejero de Seguridad Nacional. Esto se suma a los numerosos cambios realizados desde inicio de la gestión, destacando: la renuncia previa del antecesor de McMaster, Michael Flynn (en el marco de la supuesta injerencia rusa en elecciones presidenciales estadounidenses); cambio del Jefe de Gabinete (Reince Priebus por John F. Kelly, que hasta entonces se desempeñaba como Secretario de Seguridad Nacional); la renuncia del Secretario de Salud, Tom Price; el reemplazo del Secretario de Estado Rex Tillerson por el exdirector de la CIA, Mike Pompeo; así como la destitución del Consejero principal del presidente -todavía sin candidato o candidata a sustituirlo- Steve Bannon.
La rotación en el equipo de Trump, tanto en lo que algunos analistas llaman el “Equipo A” del presidente (miembros de su oficina ejecutiva, su círculo más cercano), como en el gabinete, seguida en detalle por los analistas. Se informa que, sólo en el primer año de mandato, Donald Trump atesora unas tasas de rotación dentro de su “Equipo A” del 34 % (frente al 9 % de Barack Obama para el mismo periodo o el 6 % de George W. Bush).[1] En lo que respecta al gabinete, han salido en su primer año tres miembros, cifra que contrasta con las 0 salidas de sus predecesores. Algunos lo califican como el gabinete “menos estable” en su primer año de gobierno desde 1977,[2] generando “preocupación” y voces de alerta ante esta característica (¿hábito?) del gobierno de Trump. Hay quienes advierten que se trata de un resultado de la conducta impulsiva y cambiante, sumado a su ineptitud.[3] Otros consideran que Trump se ha ido deshaciendo de todos los que no aguantaron su “volatilidad” y que no concuerdan con el presidente en diversos temas, de modo que el mandatario estaría procurando rodearse de gente que “piense como él y que apoyen todo lo que él proponga”.[4]
El cambio más sugerente es, sin duda, el de Rex Tillerson por Mike Pompeo. Esto se da en el marco de las tensiones y estrategias de negociación con Corea del Norte (presión para su desnuclearización) e Irán, y en el contexto de las denuncias de intervención rusa en las elecciones presidenciales de 2016.[5] La prensa hegemónica reproduce la siguiente interpretación: “El nuevo cambio efectuado en el gabinete de Donald Trump llega en un momento de profunda crisis en el Departamento de Estado. Este cuenta con miembros que fueron entrenados para apostarle a la diplomacia y los consensos, por encima de los acuerdos arbitrarios y retóricas incendiarias”.[6]
Esta afirmación, podría ser extendida al vínculo de la Casa Blanca con el resto de las agencias del Gobierno, y abre el interrogante de hasta qué punto este nuevo presidente (inepto, volátil e impulsivo, según lo califican los especialistas) está desafiando a parte del establishment, que lo vería como un “obstáculo” para objetivos de mediano plazo previamente pautados, en particular los de política exterior. Parece que Trump busca imponerse y que se niega a seguir ciertos libretos preestablecidos, despertando cada vez más preocupación entre un sector del establishment (que percibe que Trump será difícil de “controlar”) entre el que se encuentra el “Deep State” burocrático de Washington. Una curiosidad es que tensiones similares experimento John F. Kennedy frente al establishment (en particular con el FBI), aunque en un contexto muy diferente y por convicciones probablemente opuestas a las atesoradas por Trump.
Además, debe recordarse que desde su asunción como presidente, Trump fue acusado de incapacidad mental, de complotar con Rusia para ganar elecciones, de censurar a la prensa, etc. Estas acusaciones han allanado el camino para eventualmente solicitar un impeachment. La reciente denuncia sobre el vínculo entre Cambridge Analítica-Facebook, que participó en la campaña presidencial de Trump[7], se suma a este escenario y desencadena un nuevo escándalo que podría añadirse como argumento para el juicio político.
Pero la injerencia rusa es hasta ahora el problema más incómodo para la gestión Trump. En efecto, tal vez uno de los próximos destituidos sea McMaster, Consejero de Seguridad Nacional, que recientemente acusó al Gobierno ruso de haber iniciado una campaña de “desinformación, subversión y espionaje”.[8] Unas declaraciones realizadas frente a altos funcionarios de seguridad rusos justo unas horas después de que el Departamento del Tesoro anunciara la sanción a tres entidades y trece ciudadanos rusos por supuestos ciberataques en las elecciones.[9] Trump, que niega esta injerencia[10] y desde el inicio adujo que se trató de una serie de noticias falsas para deslegitimar su campaña y triunfo, publicó en su cuenta de Twitter el mes pasado: “El general McMaster olvidó decir que los resultados de las elecciones de 2016 no fueron afectados o modificados por los rusos y que la única colusión fue entre Rusia y Crooked Hillary, el DNC y los demócratas”.[11] Con ello sacaba a la luz pública las diferencias existentes entre el Consejero de Seguridad Nacional y el presidente en un asunto que compromete nada más y nada menos que la soberanía nacional del país.
Pero el affaire con los rusos parece tener un alcance aún mayor. El fiscal Robert Mueller, uno de los que está a cargo de la investigación, en lugar de encontrar información que comprobara un complot entre Rusia y Trump para derrotar a Hillary, destapó en febrero pasado la existencia de una fábrica rusa de fake news. Acusó a ciudadanos y empresas rusas de interferir en las elecciones de 2016, ocupados en una “intensa campaña de intoxicación política en EE. UU.” una “guerra de información” encaminada a generar “desconfianza hacia los candidatos y el sistema político en general.[12] De este modo, las limitaciones de la democracia liberal de EE. UU., cuestionada por su escasa representatividad en términos procedimentales, las dudas sobre el modo en que se financian campañas electorales millonarias y las críticas sobre las élites que se sostienen en la cúpula del sistema político-empresarial de EE. UU., son dejadas de lado en virtud de una amenaza “externa”. Mientras se habla de la “injerencia rusa” y de la “inestabilidad mental” del presidente, se relega a un segundo plano un análisis serio sobre los cambios y continuidades en la sociedad estadounidense, que han derivado en que un personaje como Donald Trump haya podido conectar con millones de ciudadanos que no han encontrado una mejor manera de canalizar su descontento que votando al candidato aparentemente outsider.
El juego de sillas en la administración Trump apunta a una pugna soterrada por el control del Estado que parece librarse entre el presidente, secundado por su círculo menguante de incondicionales, y una mayoría aparente del “Deep State” que teme perder la última palabra sobre “cómo y cuándo se hacen las cosas”. En esta batalla, será crucial estar atento a las voluntades que logren imponerse, pues implicará (o no) la redefinición de la política exterior, con consecuencias importantes para América Latina.
[1] https://www.brookings.edu/research/tracking-turnover-in-the-trump-administration/
[2] https://fivethirtyeight.com/features/the-incredibly-and-historically-unstable-first-year-of-trumps-cabinet/
[3] https://rantt.com/donald-trump-is-unstable-and-he-could-be-removed-from-office-129f5c3ef1e0
[4] https://www.unotv.com/noticias/portal/internacional/detalle/donald-trump-bromea-sobre-los-cambios-en-su-gabinete-904644/
[5] https://latinamericanpost.com/index.php/es/politica/20152-estados-unidos–que-significa-el-cambio-en-el-departamento-de-estado?
[6] https://latinamericanpost.com/index.php/es/politica/20152-estados-unidos–que-significa-el-cambio-en-el-departamento-de-estado?
[7] https://www.cnet.com/es/noticias/facebook-cambridge-analytica-trump-lo-que-debes-saber/
[8] https://www.nytimes.com/2018/02/17/world/europe/russia-meddling-mcmaster.html
[9] https://translations.state.gov/2018/03/15/el-tesoro-sanciona-a-los-ciber-actores-rusos-por-la-interferencia-con-las-elecciones-estadounidenses-de-2016-y-los-ciberataques-maliciosos/?utm_medium=email&utm_source=govdelivery
[10] https://www.efe.com/efe/usa/portada/putin-y-trump-niegan-injerencia-rusa-en-ee-uu-abogan-por-mejorar-las-relaciones/50000064-3435274
[11] https://mundohispanico.com/noticias/trump-continua-con-cambios-en-su-gabinete-y-sustituira-a-h-r-mcmaster-como-asesor-de-seguridad-nacional
[12] https://elpais.com/internacional/2018/02/16/estados_unidos/1518805614_412828.html