Desde las últimas elecciones generales en Chile (2017), el panorama político se ha modificado. Por un lado, hubo un cambio en la representación del Poder Ejecutivo, pues la derecha volvió al poder de la mano de Sebastián Piñera, ganando en segunda vuelta contra el candidato oficialista de la socialdemocracia, Alejandro Guillier. Por otro lado, el surgimiento de nuevos referentes desde la derecha y de la izquierda, dando estos últimos una posibilidad de alternancia política al establishment representante de los proyectos neoliberales.
Este hecho rompió con el sistema de partidos que durante casi 25 años vivió inalterable, a pesar del creciente desarraigo entre lo social y lo político, la desafección partidaria y una paulatina baja en la participación electoral. De esta manera, el sistema político chileno oscila entre el cambio y la estabilidad[1], obligando a todos los referentes que hoy cuentan con representación a adoptar nuevas definiciones frente al visible fin del duopolio político y a la posible estructuración de una política de tres tercios.
En ese contexto, la Nueva Mayoría (ex Concertación) y sus partidos han sido los más afectados frente a los resultados electorales. Perdieron el Gobierno en las elecciones presidenciales, su mayoría parlamentaria y su históricamente hegemónica representación desde el centro hacia la izquierda, cediendo espacio al emergente bloque político del Frente Amplio.
Lo anterior ha devenido en heterogéneas definiciones de los partidos que conformaron ese bloque. Algunos se han decidido por mantener la autonomía de sus partidos conformando un centro político de oposición, pero que en un futuro permitiría obtener una mayoría para gobernar (lo que se conoce como partido pivote). Otros han optado por desligarse de sus exaliados, generando una agenda política con los nuevos referentes de izquierda. Otros viven crisis estructurales con televisadas pugnas internas, fugas de militancia y cuestionadas elecciones internas que los mantienen inmovilizados a tomar una definición. Y otros, en la práctica, han optado por cogobernar junto a la derecha.
El siguiente análisis busca explorar las definiciones de los partidos de la Nueva Mayoría (NM) frente al nuevo panorama político en Chile, así como los desafíos que enfrentan ante el desconocido mediano y largo plazo, pero frente al conocido corto plazo: la fragmentación de la alianza política más importante en la historia reciente de Chile.
Reconfiguración del centro político en Chile
El centro político en Chile siempre ha existido y ha tenido diversos roles a través de su historia. Durante la primera mitad del siglo XX éste fue ocupado por el Partido Radical -el partido vigente más antiguo de Chile-, al principio como partido oficialista, estableciendo las directrices programáticas de los Gobiernos Radicales (1938-1952); luego, como partido pivote, o sea, sin grandes principios programáticos, siendo un partido que permite a otro ser Gobierno u obtener mayoría parlamentaria (1952-1964). Luego, el lugar fue tomado por la Democracia Cristiana (DC), con un rol de centro ideologizado, estableciendo una política de tres tercios polarizados en Chile desde 1958 hasta el quiebre democrático de 1973.
Desde la vuelta a la democracia (1990) hasta las elecciones del año 2017, los tres tercios fueron reemplazados por dos mitades, conocido como el periodo bicoalicional. Entre las dos coaliciones, las diferencias en lo socioeconómico, en la práctica, dejaron de existir[2], y durante este periodo -conocido como “la política de los acuerdos”- apuntar al centro fue parte de la estrategia de ambos conglomerados.
El centro no dejó de existir y pasó a cumplir un rol importante a un nivel intracoalicional. Por un lado, en la derecha, Renovación Nacional (RN) solía cumplir el rol moderado, acercándose a las políticas sociales de la Concertación y, sobre todo, alejándose de la relación tácita del partido Unión Demócrata Independiente (UDI) con la dictadura cívico-militar de 1973-1990. Por otro lado, en la Concertación fue la DC quién ocupó históricamente ese rol durante dicho periodo.
Ahora bien, las elecciones presidenciales y parlamentarias de noviembre de 2017 transformaron la escena política en Chile. Por primera vez desde 1990 surgieron alternativas políticas a las dos coaliciones que han alternado el poder por más de 25 años. Luego de esas elecciones, la Nueva Mayoría dejó de existir como tal, y en el año y medio transcurrido los distintos partidos han variado sus definiciones estratégicas como oposición (o no), acercamientos programáticos con otros partidos, y el rol que desean cumplir en este nuevo panorama electoral. Con el surgimiento de una nueva izquierda con representación parlamentaria a nivel nacional, sumado a la rigidez de una derecha con su mejor resultado electoral en la historia de Chile, los partidos representantes del centro hacia la izquierda durante más de 25 años, hoy se ven obligados a tomar definiciones hacia el largo plazo.
Definiciones e indefiniciones en los principales partidos
Me referiré a los principales partidos de la Nueva Mayoría, quienes enfrentan un nuevo escenario que amerita, con urgencia, definiciones. En ese escenario, han sido variadas las determinaciones adoptadas por estos conglomerados. La mayoría ha adoptado definiciones que permiten esclarecer sus roles en el panorama político chileno y la configuración de un nuevo centro político, mientras que otros siguen sin claridad acerca del futuro.
De los partidos de la Nueva Mayoría, el Partido por la Democracia (PPD) ha sido aquél con mayores miras de mantener autonomía, tanto ante el Frente Amplio como del Gobierno. Este partido, que comenzó como una herramienta para que militantes de partidos de izquierda vetados por la Constitución pinochetista pudieran militar y que se consolidó como un partido desideologizado dentro de la centro-izquierda, ha configurado su liderazgo al alero de la figura de su presidente, Heraldo Muñoz. Como la carta electoral más clara del conglomerado para las próximas elecciones presidenciales, el PPD ha dado evidentes señales de autonomía ante el resto de los partidos de su exconglomerado, sobre todo del Partido Comunista[3], al que constantemente critica por su posición ante la crisis en Venezuela. A la vez, mientras se ha mostrado contrario a proyectos de ley claves del Gobierno de Piñera, como la reforma tributaria o la Ley Corta Antiterrorista, ha mostrado un apoyo constante a las relaciones exteriores[4] del Ejecutivo, en particular a los problemas limítrofes y de salida al mar con Bolivia. ¿Será este partido el nuevo referente del centro político en Chile?
Por otro lado, la DC, el gran partido de centro histórico en Chile, hoy más que nunca muestra en la práctica estar cogobernando con el Gobierno de Piñera. Si bien, de todos los partidos de la Nueva Mayoría, DC siempre fue el que más cercanía tuvo con los partidos de derecha, no fue sino hasta el 2017 que decidió participar ajeno a sus excompañeros de conglomerado para las elecciones generales, lanzando una candidatura presidencial y listas parlamentarias independientes de la NM. Durante el año y medio de gobierno de derecha, han sido más los encuentros que desencuentros con el oficialismo, siendo claves para la aprobación de proyectos centrales para la derecha en el Parlamento. La Reforma Tributaria[5] y la Ley Antiterrorista[6] no sólo han sido aprobadas gracias a los votos de la DC, sino que ésta ha sido partícipe activa en su contenido. Esto no sólo muestra a un partido que ha optado por desentenderse de sus exaliados electorales, sino un viraje ideológico y programático hacia la derecha.
Así como la DC ha optado por establecer una agenda política con los sectores de la derecha, el Partido Comunista (PC) ha trabajado junto al Frente Amplio prácticamente como coalición. El surgimiento de un nuevo referente de izquierdas en primera instancia parecía ser un problema para aquel partido que, durante años, a duras penas sobrevivió con un discurso radical fuera de las dos coaliciones gobernantes, y que terminó cediendo programáticamente al entrar a la Nueva Mayoría. Sin embargo, las definiciones de los comunistas han sido en pos de tener una agenda política en conjunto con el FA. Esto se ha vislumbrado en diversos acuerdos programáticos impulsados en conjunto, siendo el proyecto de reducción de jornada laboral[7] semanal de 45 a 40 horas el más emblemático, a la vez que ha generado una oposición generalizada del Gobierno[8] y la clase empresarial chilena.
Finalmente, el Partido Socialista (PS), uno de los partidos más emblemáticos en la historia de Chile, ha sido incapaz de tomar una definición frente al nuevo escenario político. El PS vive una crisis estructural. Las dos facciones en disputa -la de quienes buscan seguir la línea del PPD y mantener la autonomía del sector, frente a la que busca reestructurar el partido realizando acercamientos al Frente Amplio (y por ende, alejarse de sus viejos aliados democratacristianos)- llevan meses en una pugna televisada que ha llevado al PS a uno de sus más grandes desequilibrios en los últimos años. El partido de Salvador Allende, que paradójicamente durante los años 90’ fue el partido del neoliberalismo en Chile, se encuentra inmovilizado frente a sus propias contradicciones. Con una elección interna que tuvo dudosos resultados y más de dos semanas de espera en resoluciones, reportajes sobre vínculos con narcotraficantes[9] que intensificaron las disputas, y enfrentamientos públicos[10] entre la dirigencia y parlamentarios, han llevado al PS a sufrir una fuga de militancia y un periodo de indefinición, en un contexto en el que todos los otros partidos están adoptando posturas claras.
Comentarios finales
Frente al nuevo escenario político en Chile, los partidos de la Nueva Mayoría han optado por diversas definiciones. Estamos frente a un partido que da un vuelco definitivo al cogobierno con la derecha, uno que adopta una agenda política propia, otro que ampara una alianza estratégica con los nuevos referentes de izquierda, y otros que sus propias contradicciones no permiten definir su futuro. En ese contexto, se va configurando un nuevo escenario político, con un nuevo centro.
La paradoja es que en este momento la derecha obtuvo la Presidencia con su mejor resultado electoral en la historia de Chile, mientras que el Parlamento representa una composición con mayor número de congresistas de izquierda desde la vuelta a la democracia.
Los principales partidos de la Nueva Mayoría se encuentran en un momento clave. Las decisiones que adopten pueden significar su supervivencia y el seguir siendo parte de la escena política en Chile, o su eventual extinción.
[1] https://www.celag.org/herencia-pinochetista-y-politica-de-los-tres-tercios
[2] https://www.celag.org/la-izquierda-chilena-nuevos-y-viejos-clivajes/
[3] https://www.latercera.com/politica/noticia/no-se-pase-listo-pc-contesta-heraldo-munoz-escala-tension-informe-bachelet-venezuela/731867/
[4] https://www.emol.com/noticias/Nacional/2019/06/26/952693/Heraldo-Munoz-respalda-a-Pinera-por-polemica-en-gira-a-Medio-Oriente-y-califica-de-descortes-la-declaracion-de-Israel.html
[5] https://www.eldesconcierto.cl/2019/06/23/democracia-cristiana-pacta-nuevo-acuerdo-con-el-gobierno-por-la-reforma-tributaria/
[6] https://www.emol.com/noticias/Nacional/2019/08/07/957292/Gobierno-logra-aprobacion-en-general-de-ley-corta-antiterrorista-en-el-Senado-con-division-opositora.html
[7] https://www.eldinamo.cl/nacional/2019/08/05/frente-amplio-cuestiona-criticas-a-blumel-a-discusion-de-40-horas-en-comision-del-trabajo/
[8] https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2019/08/06/pinera-entra-a-la-batalla-de-las-40-horas-y-acusa-que-el-proyecto-del-pc-es-la-misma-rigidez-que-tenemos-hoy/
[9] https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2019/05/25/narco-redes-y-clientelismo-los-dolores-de-cabeza-del-ps-en-san-ramon/
[10] https://www.theclinic.cl/2019/06/18/ps-en-el-ojo-del-huracan-diputado-marcelo-diaz-reacciona-a-ultimas-denuncias-sobre-irregularidades-en-san-ramon/