Legislativas en EE. UU. y su impacto en América Latina

Las pasadas elecciones legislativas en EE. UU. han dejado un saldo relativamente esperanzador para las relaciones de ese país con Latinoamérica.

Los demócratas ganaron mayoría en la Cámara de Representantes y los republicanos conservan mayoría en el Senado. Se estiman los siguientes escenarios, en cuanto a decisiones, que incuben a América Latina de modo directo o indirecto:

  • Eliot Engel, sería el elegido para asumir la Presidencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes[1]. Presionará en contra de la política migratoria de Donald Trump (afirma que, en vez de restringir la migración, EE. UU. debe reducir el tráfico de drogas, aumentar la seguridad, la cooperación económica y ayudar a resolver las crisis económicas en la región). Presionará para profundizar las investigaciones sobre el ‘intervencionismo ruso’ en las elecciones.
  • Los demócratas, desde la Cámara Baja, harán mayor presión para investigar los no probados lazos de Trump con Rusia. Esto impactaría en cuestiones geopolíticas fundamentales, promoviendo un enfrentamiento directo, ‘más real’ (que la retórica de Trump) con el Gobierno de Putin. Asimismo, se activará el control constitucional para aumentar la fiscalización de las políticas de Trump.
  • Desde la Cámara Baja se intentará bloquear la agenda migratoria de Trump. Hasta ahora, pese a la fuerte retórica antimigrante de Trump y los episodios críticos de los últimos meses, existe rechazo a las propuestas de reforma migratoria en el Congreso, incluso por parte de representantes republicanos.[2] De seguir adelante con la política de mano dura -y considerando que la presencia de aliados clave de Trump en el Senado no sea suficiente- podría fragmentarse la bancada republicana por falta de consenso (esto sería un antecedente a favor de un impeachment y/o para quitarle apoyo en próximas elecciones). No obstante, puede ocurrir lo opuesto: que debido al triunfo de los demócratas en la Cámara, los republicanos refuercen su unidad -dejando de lado las diferencias- bajo el liderazgo de Trump.
  • La Cámara podrá bloquear proyectos de ley de gasto militar[3]
  • Con mayoría demócrata en la Cámara, y considerando las presiones del lobby automovilístico, podría paralizarse el Acuerdo con México que sustituye al TLCAN. Esto sería una derrota importante para la administración Trump y su lema “America First”.
  • Se prevé un avance de la judicialización de la política en EE. UU. para lograr un impeachment contra Trump. Aunque con mayoría en la Cámara de Representantes, para llevar a cabo un impeachment a Trump los demócratas necesitarían del apoyo de una parte de la bancada republicana, lo que parece más difícil con un Senado de mayoría republicana y con varios aliados directos de Trump.
  • Si no logran, por este motivo u otro, enjuiciar al presidente, el hecho de que se avance fuertemente en este sentido sería una ‘muestra’ para América Latina de que se puede expulsar (o intentar hacerlo) del poder a un presidente conservador de derecha. Esto sería impulsado a través de medios como The New York Times, The Washington Post, redes sociales, etc. que hacen campaña contra Donald Trump desde las elecciones de 2016. La pregunta es si estos mismos medios que, junto con el gobierno de EE. UU. cumplieron un importante rol en la legitimación de la judicialización de la política contra gobiernos progresistas, podrían cumplir ahora (hasta cierto punto) el mismo papel contra gobiernos conservadores de derecha, por ejemplo, gobiernos como el de Bolsonaro en Brasil, Jimmy Morales en Guatemala o Juan Orlando Hernández en Honduras (que no cuestionan el orden neoliberal).
  • En las comisiones de relaciones exteriores del Senado y la Cámara de Representantes hay acuerdos tácitos entre demócratas y republicanos. Uno de ellos es la batalla contra Venezuela. Pero, en el caso de Cuba por ejemplo, existen matices del lado de los demócratas, que podrían buscar amenizar las relaciones (retomando los logros del Gobierno de Obama). No obstante, en cuanto a América Latina, los representantes de cada partido que se ocupan de ello han mostrado actitudes de confrontación con gobiernos no alineados: sanciones económicas y presión diplomática contra Venezuela y Nicaragua, distanciamiento de Cuba y ‘desconfianza’ respecto del nuevo Gobierno en México.
  • La Presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado podría ser asumida por el republicano Jim Risch, uno de los senadores ‘más ambiguos’, que no ha demostrado interés en cuestionar el Gobierno de Trump y que tampoco se ha especializado en política exterior. No parece tener la trayectoria/interés para liderar una oposición a la agenda de Trump, como sí lo hizo en su momento Bob Corker, pragmático y abierto a negociaciones bipartidistas: apoyó ley de sanciones a Rusia por supuesta injerencia en elecciones 2016 (claramente en contra de Trump) y realizó un viaje a Venezuela para posible negociación[4].
  • Otra posibilidad es que asuma este cargo Marco Rubio. Incrementaría así la retórica antimigrante y ultranacionalista (independientemente del rumbo que tome la retórica Trump). Esto dificultaría las relaciones ‘cordiales’ con los países de la región, aumentando la incertidumbre cuando esta actitud de confrontación “choque” o se contradiga con políticas económicas (de mediana duración) que indican relaciones estrechas entre EEUU y América Latina (incluso con aquellos gobiernos “no aliados”, como Nicaragua, por ejemplo).
  • Las elecciones mostraron el avance del ala progresista de los demócratas, simbolizada por la joven diputada Alexandria Ocasio-Cortez, que viene creciendo en los últimos tres años en una suerte de ‘efecto Sanders que, por primera vez, pone contrapeso al establishment del partido y se autodenomina ‘progresista’. El triunfo demócrata, en general, y la posibilidad del avance progresista, en particular, abrirían un escenario en el que, desde EE. UU. se podría promover un rechazo (en el ámbito de la política formal, medios y redes sociales) a la derecha conservadora y su forma de gobierno. Esto podría impactar en la formación de la opinión pública en América Latina en contra de políticos o sectores de derecha o conservadores (aunque no necesariamente se traduciría en un apoyo directo a sectores progresistas).

 

 

[1] https://foreignpolicy.com/2018/11/06/democrat-house-win-donald-trump-foreign-policy/

[2] https://www.celag.org/visita-de-pence-a-guatemala-la-migracion-como-amenaza/

[3] https://foreignpolicy.com/2018/11/06/democrat-house-win-donald-trump-foreign-policy/

[4] https://www.rollcall.com/news/hawkings/when-senate-gavels-are-prizes-but-not-plums

Silvina Romano

Dra. en Ciencia Política (UNC) (Argentina)

Silvina Romano es investigadora del Consejo Nacional en Investigaciones Técnicas y Científicas (CONICET) en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la Universidad de Buenos Aires (IEALC-UBA). Es posdoctora por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de…

Arantxa Tirado

Dra. en Relaciones Internacionales e Integración Europea (UAB) (España)

Doctora en Relaciones Internacionales e Integración Europea por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y Doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es también Maestra en Estudios Latinoamericanos por la UNAM y Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración (Itinerario de Relaciones Internacionales) por…

Tamara Lajtman

Mg. en Estudios Latinoamericanos (UNAM) (Brasil)

Tamara Lajtman es Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Magíster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Licenciada en Ciencias Sociales por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Es investigadora en formación del Instituto de Estudio de América…