La Unión Europea asegura que tiene claras señales para avanzar en un acuerdo comercial con MERCOSUR, negociaciones que comenzaron en el año 1999. El intercambio de ofertas, punto de inicio en las negociaciones, podría darse finalmente para el mes de abril para la satisfacción de los miembros del bloque sudamericano integrado en parte por Argentina, Paraguay y Uruguay, países que más insisten en avanzar hacia un TLC con la Unión Europea (UE), a pesar de los riesgos, las asimetrías e, incluso, el rechazo interno.
Federica Mogherini, alta representante de política exterior y de seguridad común de la Unión Europea (UE), confía que durante el próximo mes de abril el bloque europeo y el MERCOSUR intercambien sus ofertas comerciales y puedan iniciar la etapa de negociaciones para alcanzar un acuerdo. Mogherini, recientemente visitó Argentina donde hizo lobby con el gobierno de Mauricio Macri. Este encuentro sirvió de puente para avanzar en la agenda bilateral, se planea una visita de Macri a Bruselas en el mes mayo como estrategia para intensificar la propuesta para un futuro TLC MERCOSUR-UE.
Desde que el año pasado se celebró la reunión ministerial de los países del bloque Mercosur que participan de la negociación con la UE, el grupo dejó en evidencia su apuesta por un rápido intercambio de ofertas. A partir de entonces, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay se han reunido con mayor periodicidad para trabajar en la oferta (presentada oficialmente en el mes de septiembre del año 2015), sobre la cual se vienen realizando ajustes y correcciones para lograr una base sólida de negociación. En este sentido, se prevé que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay (país encargado de la presidencia rotativa del MERCOSUR), lleve a cabo un viaje a Bruselas el 8 de abril.
Los miembros no incluidos en este posible acuerdo son Venezuela y Bolivia. Recordemos que este último se encuentra, aun, en proceso de adhesión. Su oposición al acercamiento con la UE se debe a las asimetrías existentes entre ambos bloques y los riesgos que supone la avanzada de políticas comerciales neoliberales para un mecanismo de integración e intercambio como el Mercosur.
Entre tanto, la UE, pese a las demoras en la presentación de su propuesta, promueve una aceleración del proceso, ya que lo considera una jugosa oportunidad política y económica. En esa tarea se encuentra Mogherini quien instó a avanzar seriamente antes de que se cierre las negociaciones.
MERCOSUR ya adelantó su oferta comercial: un listado que contiene el 87% de una canasta de hasta 10.000 bienes y servicios, en el marco de una propuesta de apertura, que califican como inicial. Para algunos miembros de la UE, este porcentaje es insuficiente pues este bloque ofrece el 91.5%. Dentro del bloque de la UE, la decisión de avanzar en este posible acuerdo no es homogénea. Entre los países que insisten en avanzar se encuentra España, mientras que Francia e Irlanda se mantienen reticentes respecto a una apertura del sector agrícola, área clave para el MERCOSUR. De hecho, la última visita del presidente Francois Hollande a Argentina (febrero de 2016) estuvo marcada por las conversaciones con el presidente Mauricio Macri para abrir las negociaciones entre ambos bloques, considerando que Francia tiene una política hiperproteccionista en el área agrícola[1] y es de importancia algún tipo de flexibilidad por su parte.
Las negociaciones para un acuerdo de Libre Comercio vía MERCOSUR-UE se pueden enmarcar en cuatro temas delicados: el listado que comprende el conjunto de posiciones arancelarias que hoy se comercializan y que al menos en un 87 o 90% deben formar parte del acuerdo; la reducción de las asimetrías arancelarias, ya que países como Argentina y Brasil tienen aranceles del 20 al 35%, mientras que la UE cuenta con aranceles de 0 a 10%; la eliminación gradual de los subsidios agrícolas por parte del bloque europeo, las cuales afectan las exportaciones del MERCOSUR y cumplen un rol de distorsión por la participación de los gobiernos; y, por último, las compras oficiales con la apertura de ambos bloques para que las empresas participen en mayor volumen de licitaciones públicas o contrataciones.
Argentina, con la nueva gestión presidencial, es uno de los países que aboga por la puesta en marcha del acuerdo. En la última reunión del Bloque (diciembre de 2015), Macri centró parte de su intervención en este punto afirmando que “no queremos un Mercosur a dos velocidades. Llegó el momento de que todos juntos apretemos el acelerador. Avanzar en el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea es una prioridad. Argentina está dispuesta a hacer lo necesario para avanzar las negociaciones”[2].
No será fácil que la UE renuncie al proteccionismo en materia agrícola. Del lado contrario, abogando por la apertura del mercado, los gobiernos de Argentina y Paraguay presionan para la acelerar la “inserción en el sistema internacional” sin ningún tipo de reparo con respecto a lo que esta apertura implica para las economías nacionales a mediano-largo plazo. Sin dudas se trata de una integración asimétrica y destinada a beneficiar a sectores que no necesariamente redunden en el bienestar de las mayorías de los países del Mercosur[3].
[1] Sobre la visita de Hollande a Argentina ver más en: http://www.clarin.com/politica/Macri-Hollande-destrabe-acuerdo-Mercosur-UE_0_1528047642.html
[2] http://www.infobae.com/2015/12/21/1777993-mauricio-macri-el-mercosur-quiero-pedir-la-pronta-liberacion-los-presos-politicos-venezuela
[3] Ver: https://www.celag.org/cumbre-de-presidentes-del-mercosur-el-acuerdo-asimetrico-con-la-union-europea-oculto-tras-el-ataque-a-venezuela-por-silvina-romano/