Con 60 votos a favor, 40 en contra y 18 abstenciones, el Congreso peruano aprobó el pasado 2 de noviembre la moción de vacancia al presidente Martín Vizcarra. Es la segunda en dos meses, luego de que el mismo recurso fracasara en septiembre por no alcanzar los votos de congresistas que precisaba.
En consecuencia, el lunes 9 noviembre a las 10 am se realizará el debate y la votación de la vacancia presidencial. Allí, Vizcarra o su abogado defensor deberán concurrir al Congreso peruano para ejercer su derecho a la legítima defensa
La moción de vacancia se realiza bajo los cargos incapacidad moral permanente, basada en acusaciones de corrupción tras los testimonios de cinco personas que declaran que, durante su gestión en la gobernación de Moquegua, Vizcarra recibió 2,3 millones de Soles para facilitar los proyectos de construcción de Lomas de Ilo y el Hospital de Moquegua.
Para deponer al presidente la próxima semana, los congresistas vacadores deberán alcanzar 87 votos de un total de 130 parlamentarios, cifras con las que actualmente no cuentan. Por su parte, Martín Vizcarra precisa de apenas 44 congresistas que se opongan a la vacancia para permanecer en su cargo. Tres bancadas ya anunciaron que no acompañarán la vacancia: Alianza para el Progreso, de César Acuña, Somos Perú, de Daniel Salaverry, y el Partido Morado, tres fuerzas de estrecha relación con el Gobierno actual. Entre las tres suman 42 votos, pero varios congresistas de otras bancadas (como el Frente Amplio o Fuerza Popular -fujimorismo-) ya anunciaron que no votarán a favor.
Vale recordar que el actual Congreso fue elegido en enero del corriente para un período excepcional de apenas más de un año, fruto de una controvertida disolución constitucional que dispuso en septiembre de 2019 el propio presidente Martín Vizcarra. El resultado de las parlamentarias arrojó una compleja constelación de bancadas pequeñas y dispersas que componen hoy en día el Congreso peruano.
¿Qué cambió en estos dos meses? En principio, el voto de algunas de las bancadas que componen el Congreso: Fuerza Popular pasó de aportar solo 3 votos a favor en septiembre, a 13 en esta nueva vacancia y lo mismo sucedió con Somos Perú. Sin embargo, del otro lado, Alianza para el Progreso cambió diametralmente su posición y su bancada pasó de un apoyo completo a un rechazo total.
Llama la atención el cambio de posición del Frente Amplio, que en septiembre había aportado 3 votos a favor y esta vez fueron 5 de sus congresistas los que apoyaron la moción. Pese a ello, las posiciones no son homogéneas al interior de la fuerza de izquierda y Rocío Silva Santisteban, portavoz del Frente Amplio, se mostró crítica y afirmó que es una «pérdida de tiempo» discutir una vacancia presidencial.
Con el proceso electoral en pleno despegue y las candidaturas ya inscriptas para la elección presidencial del 11 de abril, la pregunta que subyace es por qué ahora sí logró avanzar la vacancia. Entre las principales hipótesis gana terreno la idea de que una vacancia permitiría la readecuación de los tiempos electorales y podría beneficiar a algunos candidatos que con la actual normativa no podrían presentarse a elecciones (como sucede con Antauro Humala, hermano del expresidente y representante del etnocacerismo). Incluso, la vacancia y modificación de tiempos electorales podría ser una carta a favor de Keiko Fujimori, quién anunció su candidatura y busca recuperar el espacio perdido por su sector luego de las condenas judiciales y sociales por su rol en la historia reciente del Perú.
Otros análisis plantean la voluntad de algunos congresistas de levantar su perfil: la vacancia sería entonces una jugada pour la galerie, que buscaría legitimar a un Congreso muy desprestigiado. De hecho, la última encuesta de Datum, realizada a mediados de octubre, señala al Congreso como la institución con mayor imagen negativa, alcanzando un 71% de personas que la califican como “mala o muy mala”.
Por último, esta nueva vacancia llama la atención sobre una posible normalización de este recurso institucional y advierte sobre un posible abuso de su utilización que obstruya la gobernabilidad de cualquier presidente futuro que no cuente con mayoría parlamentaria.
Como en el «día de la marmota», donde el mismo ciclo se repite una y otra vez, el Congreso peruano, cada vez más alejado de la realidad, debate una vacancia que muy lejos se encuentra de los intereses y las preocupaciones de un pueblo golpeado por la pandemia y la crisis económica.