Nuevos protagonismos
Toda escena política tiene sus formatos, tiempos y tendencias de evolución. Hay, sin embargo, acontecimientos que aceleran algunas particularidades del sistema, con consecuencias directas sobre los gobiernos. Hace unos años que, en un sentido general, las derechas latinoamericanas han advertido que para poder tener chances políticas frente a los gobiernos progresistas resulta fundamental tener, por ejemplo, presencia en las calles. Ocupar presencialmente, de la forma que sea: en un formato casi sanguinario, como las guarimbas en Venezuela; sea con movilizaciones de supuesta congoja moral, a la manera de un “conmoción nacional”, como las derivadas a propósito de la muerte del fiscal A. Nisman en Argentina; o las multitudinarias parades reaccionarias, con sectores VIP, merchandising y una logística sorprendente, como las que se vieron como preparativos al impeachment a Dilma Rousseff en Brasil.
En Uruguay, la derecha también ha estado explorando los potenciales elementos de desequilibrio del sistema político, de forma tal de tener mejores chances en la disputa presidencial del 2019, una competencia que le ha sido esquiva desde el 2004. Porque algo está claro: de mantenerse el formato presente de la disputa, con la legitimidad actual de los actores y los puntuados temas de la agenda política, hay bastantes probabilidades de que el Frente Amplio vuelva a vencer en las presidenciales del año que viene. De allí los ensayos opositores en Uruguay: tanto en lo que se refiere a los temas que se intentan instalar como prioritarios en la esfera pública (con la estridencia del determinados acompañamientos mediáticos), como los perfiles de los candidatos opositores, las “calles” ganadas por ciertos grupos sectoriales (como la protesta agropecuaria de principios de este año) o bien lo que puede convulsionar la presencia reciente de algunos militares en las consideraciones de los asuntos públicos[1].
La gobernabilidad frenteamplista: unidad en la diversidad
Al margen de la renuncia del Vicepresidente R. Sendic el año pasado, que en principio auguraba una verdadera transformación en el partido de gobierno, el Frente Amplio ha logrado consolidar su gobernabilidad en este segundo mandato de T. Vázquez, no sin ciertos movimientos en su interior, en tanto marca representativa desde su origen, cuestiones que le han impreso cierta vitalidad como fuerza política. La reciente renuncia de J. Mujica, el Pepe, al Senado – cuyas consecuencias y objetivos finales todavía no terminan de develarse completamente- es parte de esta dinámica de transformación hacia delante.
Al interior del Frente, la consolidada relación entre el Movimiento de Participación Popular (MPP) – la corriente interna mayoritaria, heredera histórica de la experiencia del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros- y el Partido Comunista Uruguayo (PCU), promete nuevamente ser determinante respecto de quién resulte el candidato a Presidente que presente todo el espacio, recordando que fue precisamente esa alianza partidaria la clave para la promoción y ascenso de la candidatura del propio Mujica en el 2008. Hay algunos dirigentes del MPP que no descartan que vuelva a ser el propio J. Mujica; o quizás sea el tiempo del intendente de Canelones, Yamandú Orsi. Desde el PCU, no deben descartarse los diálogos que ha mantenido el partido con los actuales ministros C. Cosse (de Industria) y E. Murro (de trabajo)[2].
Estos movimientos son, de alguna forma, una respuesta frente a la fuerza que va adquiriendo la candidatura de Daniel Martinez – ex ministro, senador e intendente de Montevideo; del Partido Socialista – que ya cuenta con el apoyo de la Vertiente Artiguista, la Liga Federal, el Grupo PAIS y el Batllismo Progresista, es decir, un arco bastante importante de fuerzas. También habrá que ver que hace el ministro de Economía, Danilo Astori, si es que va a volver a presentarse como candidato; de su definición depende qué es lo que vaya a hacer el Frente Liber Seregni, parte de un bloque que también integran Nuevo Espacio y Alianza Progresista.
Esta variedad de posiciones, de espacios políticos y pre-candidatos propios no es tan solo un atributo de vitalidad interna del Frente Amplio, que lo es; es también la forma a partir de la cual se predispone, desde la variedad y multiplicidad de visiones y perspectivas, contrarrestar los movimientos de avance de la oposición.
La oposición en Uruguay: discursos y nuevos protagonismos
Hace unos días, en un debate sobre perspectivas y políticas de seguridad, G. Maciel, por el Partido Colorado, A. Garcé, por el Partido Nacional, y G. Zubía, por el Partido de la Gente[3], reunidos por una ONG internacional que reúne a profesionales de la seguridad, se comprometieron a establecer un acuerdo a nivel nacional. El mismo sería aplicado a partir del 1 de marzo del 2020 – cuando asuma el nuevo Presidente-, y manifestaría las “principales coincidencias” en materia de delito. Acuerdo que, según lo conversado por los expositores del evento en cuestión, pondrán el acento en las cuestiones punitivas, coercitivas y represivas, más que en otros enfoques de inclusión y prevención del delito; en sintonía, y no resultaría en curiosidad, con las agendas securitarias de otras derechas latinoamericanas, las que están en el gobierno – como el caso de Cambiemos, en Argentina- o en plena disputa política, como J. Bolsonaro, en Brasil.
El otro tema excluyente de la agenda opositora uruguaya es el de la corrupción, tema sobre el cual se insiste permanentemente, con gran acompañamiento mediático. Si bien, comparativamente, el tema de la corrupción no ha traído tantas derivaciones institucionales – por ahora- como, por ejemplo, en Perú o Brasil, no hay semana que no aparezca alguna trama que quiera ser debitada a alguna falencia del gobierno. También en este aspecto, la oposición uruguaya (considerada como bloque histórico) se asemeja bastante a sus fuerzas políticas afines en el resto de América Latina. El último caso estridente, y que intencionadamente trataba de poner en duda la actuación del hermano del Presidente, J. Vázquez – Subsecretario del Interior-, involucraba a la Federación Uruguaya de Fútbol[4], un ámbito que recibe siempre una amplificación especial – como quedó antes del último mundial, a propósito de uno de los jefes de seguridad a cargo de la AUF- y que en este caso no ha sido la excepción.
La singularidad del sistema político uruguayo
Pero más allá de los temas aglutinantes de “seguridad” y “corrupción”, no siempre la oposición uruguaya, en esas tres fracciones mencionadas – Partido Colorado/Partido Nacional/ Partido de la Gente – presenta una unidad de acción y de concepción como oposición, incluso dentro de un mismo partido. Por ejemplo, la propuesta del senador J. Larrañaga para plebiscitar una reforma constitucional generó un desencuentro al interior del Partido de la Gente entre el ex ministro del Interior, G. Stirling, y el líder del espacio, E. Novik[5]; luego, poco después, se vio al propio G. Stirling en el acto de lanzamiento de la precandidatura de E. Talvi, representante del Partido Colorado, líder de Ciudadanos[6]. En verdad, como éste, se han detectado muchos otros “ruidos” al interior de la oposición. Tensiones que se verifican no sólo en los partidos políticos. En los otros “nuevos protagonistas” del escenario político uruguayo – como los “autoconvocados” o “Un solo Uruguay” del agro, o los militares de “Unidos Podemos”- también hay discordancias. En ese sentido, la oposición pareciera ser tan múltiple y variada, como a veces no tan compacta, y esto es lo que afirma la gobernabilidad oficialista.
Esto se debe a un dato elocuente: a la sociedad uruguaya bajo los gobiernos frenteamplistas no le va tan mal. En todo el ciclo del Frente Amplio en el gobierno (esto es, desde el 2004), según el PNUD, más de la mitad de quienes se ubicaban en la clase baja y media mejoraron sus ingresos.
[1] https://www.celag.org/las-no-tan-nuevas-estrategias-derecha-uruguay/
[2] https://www.elobservador.com.uy/mpp-se-acerca-comunistas-impulsar-alternativa-daniel-martinez-n1264285
[3] https://www.elobservador.com.uy/la-oposicion-proyecta-un-acuerdo-politico-combatir-la-inseguridad-partir-2020-n1264511
[4] https://www.elpais.com.uy/informacion/politica/impulsan-investigadora-escandalo-auf.html
[5] https://www.elobservador.com.uy/stirling-dijo-que-novick-cometio-un-doble-error-politico-y-ahora-coquetea-volver-al-partido-colorado-n1264726
[6] https://ladiaria.com.uy/articulo/2018/8/stirling-se-separo-de-novick-y-pretende-apoyar-a-talvi/