Resumen ejecutivo
- La mayoría de las investigaciones hallan que Colombia es una economía liderada por los salarios (wage-led).
- Esto implica que políticas favorables a los salarios generarían más crecimiento y bienestar que políticas favorables a los beneficios. Es por eso, que para la economía los salarios bajos vigentes son una fuente de ineficiencia económica.
- Colombia tiene el salario mínimo más bajo de la región, lo que permitiría un aumento significativo del salario sin que la competitividad se vea comprometida.
- Estimamos el resultado de subir el salario mínimo un 50 % por sobre los valores actuales, lo que dejaría el salario mínimo cerca, aunque por debajo, del promedio de salario mínimo regional.
- Concluimos que el salario promedio subiría 15 %, la participación del trabajo en el ingreso a largo plazo subiría 2,5 puntos porcentuales
- Este impulso sería suficiente para que la economía colombiana acumule a largo plazo un crecimiento de casi el 20 % adicional, entre 1 % y 2 % anual adicional al crecimiento tendencial.
- Implicaría un salto de más de 2.800 dólares adicionales anuales de PIB por trabajador.
Introducción
La forma en que se reparte el ingreso no sólo es un asunto relevante en términos de justicia social sino también, de eficiencia económica. La distribución del ingreso define cuánto va a crecer la economía debido a que el salario de los trabajadores cumple un doble rol para las empresas,[1] es una fuente de ingreso y un costo al mismo tiempo. Un salario insuficiente generará ingresos insuficientes que pueden lastrar el crecimiento económico tanto o más que si un salario demasiado alto redujese a cero las ganancias empresariales.
Cuál de los dos roles del salario terminará prevaleciendo es una incógnita que trata de dilucidar la falible ciencia económica, distinguiendo entre dos tipos de países: 1) aquellos liderados por la ganancia (profit-led) para quienes los aumentos salariales pueden retrasar el crecimiento, y 2) los países liderados por el salario (wage-led) para quienes los incrementos salariales impulsarían el crecimiento.
El resultado dependerá de aspectos estructurales, como la sensibilidad de las inversiones y exportaciones ante diferencias de los márgenes de rentabilidad y la propensión a importar de las familias y empresas. Dependerá también del tamaño relativo de los sectores productivos orientados al mercado interno,[2] para quienes el salario determina sus ingresos, y del tamaño de los sectores exportadores, para quienes el salario solo representa un costo. También dependerá de la concentración económica, porque las empresas monopólicas pueden neutralizar los aumentos salariales trasladándolos a precios y, por lo tanto, eliminar el rol de los salarios como determinante del ingreso.
Un planeta lastrado por las políticas lideradas por el beneficio
A nivel global parece haber pocas dudas y las estimaciones demuestran que las políticas lideradas por la ganancia están frenando la economía global… “Más bien, hay evidencia, con muy raras excepciones, de que existe un impacto negativo (de la desigualdad) sobre el crecimiento económico y esos impactos son mayores en las economías emergentes.[3]” (OIT, p. 167) De hecho, las vocerías más recalcitrantes de la economía neoclásica parecen estar cambiando de opinión y haciendo una autocrítica tan tardía como bienvenida. Un estudio del propio FMI concluyó que “una menor desigualdad conducirá a un más rápido y sostenido crecimiento económico”.[4] Al fin comienzan a convencerse de que la caída de la participación del trabajo en el ingreso nacional de las últimas décadas en los países desarrollados es una de las principales razones del estancamiento económico global. Este cambio de opinión también ha cundido en el plano político del país hegemón, al punto que el propio Biden ha pedido “enterrar” la teoría del derrame y se propuso “crear una economía que crezca desde abajo”.[5]
¿Qué rol del salario predomina en Colombia?
Para el caso de Colombia existen pocas estimaciones y no son concluyentes. El extensivo trabajo de Alarco[6] junto a las investigaciones de Reyes, de Charpe, Lee, Arias y Bridgi, de Olivera y Prado Souza y nuestra propia estimación de CELAG, muestran que el efecto neto de una mejora en la retribución de los trabajadores impulsará el crecimiento, es decir, que Colombia es una economía liderada por los salarios. Por el contrario, las estimaciones de Oyvat, Oztunali y Elgin junto a la de Loaiza, Tobón e Hincapié apuntan a que Colombia es una economía liderada por la ganancia.[7] En síntesis 5 investigaciones encuentran que una mejora de los salarios tendría efectos positivos sobre el crecimiento Colombiano, en coincidencia de la evidencia internacional, frente a 2 trabajos que sugieren que el crecimiento de Colombia sería perjudicado por un aumento salarial. Estos resultados, si bien se contradicen, en su mayoría le dan soporte a la idea de que una política pro-salarios sería eficiente y, además, nos brindan la certidumbre de que al menos ya se puede dudar de la hipótesis, hasta hace muy poco incuestionable, de que el país es una economía liderada por los beneficios y, por lo tanto, las políticas redistributivas terminarían siendo contraproducentes.
Impacto de un aumento del salario mínimo en Colombia
Colombia tiene uno de los salarios mínimos más bajos de la región, un nivel que no parece acorde ni al tamaño demográfico del segundo país más grande de Sudamérica[8] ni a su potencial económico.[9] Es uno de los salarios mínimos más bajos de toda Latinoamérica, solo superior a países que están atravesados por amenazas geopolíticas o inestabilidades domésticas que afectan el nivel de salarios y el tipo de cambio, como en Haití (gráfico 1).

En estas circunstancias, una política de aumentos del salario mínimo no solo es indispensable para devolver los ingresos de los colombianos al estándar regional, sino también, para impulsar el resto de los salarios al alza y elevar el ritmo de crecimiento del PIB.
Nuestra simulación se apoya en el modelo CELAG 2020,[10] se basa en el hecho de que un cuarto de la población cobra el salario mínimo y supone que el aumento “necesario” del salario mínimo sería del 50 %, porque un incremento de esta magnitud ubicaría el salario en torno a los 306 dólares mensuales, un valor muy cercano al promedio regional de 326 USD.[11] Dicho aumento no podría comprometer la competitividad de la economía colombiana porque seguiría teniendo un nivel salarial competitivo, por debajo del promedio regional.
De acuerdo a nuestras estimaciones, este incremento del 50 % del salario mínimo impulsará un alza en el resto de los niveles salariales que en conjunto provocarán un aumento de la masa de salarios equivalente al 15 %. De acuerdo a nuestro modelo, este incremento podría generar un incremento a largo plazo (entre 10 y 15 años cuando hayan madurado todos los efectos esperados del impulso inicial) de 2,5 puntos en la participación del salario en el ingreso nacional, que redundaría en un crecimiento económico adicional equivalente al 19 % del PIB, es decir, un crecimiento adicional del PIB ubicado entre un 1% y 2% anual hasta alcanzar el incremento del 19 %. Desde otro ángulo, la mala distribución del ingreso en Colombia implica una ineficiencia que genera pérdidas equivalentes al 19 % del PIB, equivalentes a más de 2.800 dólares anuales por trabajador ocupado.

Reflexiones finales
Colombia necesita mejorar la distribución del ingreso si aspira a lograr paz social y crecimiento duradero. Puede lograrlo mejorando la distribución primaria del ingreso, es decir, aumentando los salarios e ingresos de los trabajadores, o a través de la redistribución secundaria, con la política fiscal que asigna las cargas tributarias y el gasto. Tras décadas de dominio de un modelo económico impulsado por la ganancia, las fuentes de las que extraer beneficios para impulsar la inversión y crecer están agotadas o son marginales. Cada vez más parece evidente que la economía colombiana está encontrando un límite a su crecimiento en la mala distribución primaria del ingreso, en los bajos ingresos de sus trabajadores, por lo que aumentar los salarios representa una oportunidad, para que tanto capitalistas como trabajadores se beneficien por un cambio hacia políticas lideradas por el salario. Así se impulsará una nueva escalada en los beneficios de las empresas, en la inversión y el crecimiento, esta vez, con mayores salarios que mejoren la distribución del ingreso, para que la estabilidad no sea solo macro, sino de todos.
[1] Es una fuente de ingreso, porque mayores salarios aumentarán el consumo nacional, las ventas de las empresas que abastecen el mercado interno y, así, motivarán la inversión. Y es un costo, porque el aumento del salario sube directamente los gastos de personal de las empresas. En artículos anteriores hemos tratado con diferente calado este tema clásico de la macroeconomía. Ver: https://www.celag.org/re-marcando-la-cancha-la-izquierda-economica-latinoamericana-6-grandes-disyuntivas-la-politica-economica/
[2] También, por supuesto, dependerá del tamaño del país (del mercado), que termina definiendo el tamaño relativo que pueden tener las empresas orientadas al mercado interno, es decir, mientras más grande el país, es más posible que su economía sea liderada por los salarios.
[3] Colombia y la mayoría de los países de América Latina se incluyen en la categoría de Economías Emergentes de la OIT.
[4] Ostry, D.J., A. Berg y C.G. Tsangarides (2014). “Redistribution, inequality, and growth, IMF Discussion Note”, SDN/14/02 (Washington, IMF).
[5] Ver: https://www.ambito.com/politica/biden/joe-hablo-la-teoria-del-derrame-hay-que-enterrarla-porque-no-funciona-n5459629
[6] Alarco Tosoni, G. (2017), “Ciclos distributivos y crecimiento económico en América Latina”, Cuadernos de Economía, vol. 36, Nº 72, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.
Reyes, L. (2019). «Regímenes de crecimiento en América Latina: un análisis empírico». Working Paper presented in the Seminar: Estructura Productiva y Política Macroeconómica: Enfoques Heterodoxos desde América Latina.
Charpe M., S. Lee, D. Arias y S. Bridji (2014). «Does income distribution matter for development? Trends in labour share of income and their economic impacts in developing countries» en Capítulo 8 del World of Work Report 2014: Developing with jobs / ILO (OIT).
De Oliveira G. y E.Prado Souza (2021). «Wage- and profit-led growth regimes: a panel-data approach,» Review of Keynesian Economics, Edward Elgar Publishing, vol. 9(3), pages 394-412, July.
Oglietti G. y M. Dondo (2020). «A mayor salario, más crecimiento económico en Colombia». Celag. Disponible en: https://www.celag.org/wp-content/uploads/2020/06/2020-06-24-colombia-v7.pdf
[7] Loaiza-Quintero O.L., A. Tobón-Arias y G.D. Hincapié-Vélez (2017). “Impacto de la distribución funcional del ingreso sobre el producto interno bruto de Colombia, 1970-2011”. Lect. Econ. no. 86 Medellín Jan/June.
Cem Oyvat, Oğuz Öztunalı y Ceyhun Elgin (2018). “Wage-Led vs. Profit-Led Growth: A Comprehensive Empirical Analysis. Greenwich papers in political economy”. GPERC65.
[8] En términos demográficos, la población de Colombia es la segunda después de Brasil y por lo tanto, el tamaño del mercado justifica la existencia de una escala productiva capaz de sostener salarios más elevados.
[9] De los 19 países más importantes de la región, Colombia tiene el 5to PIB y el 8vo PIB per cápita, ¡y el 16avo salario mínimo! Nuevamente, el tamaño económico de Colombia permitiría una escala productiva capaz de sostener salarios más elevados.
[10] Ver: https://www.celag.org/wp-content/uploads/2020/06/2020-06-24-colombia-v7.pdf
[11] Promedio elaborado a partir de los países seleccionados en el gráfico 1.