Lilian Tintori (1978) La figura de Lilian Tintori (Caracas, 1978) constituye un ejemplo perfecto de los valores simbólicos que, más allá de la actividad político-partidaria directa, el capitalismo quiere irradiar. En efecto, sin ostentar ningún cargo público electo, Tintori quiere erigirse como el estandarte de la resistencia democrática frente a la supuesta dictadura chavista y … Seguir leyendo

Lilian Tintori (1978)

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La figura de Lilian Tintori (Caracas, 1978) constituye un ejemplo perfecto de los valores simbólicos que, más allá de la actividad político-partidaria directa, el capitalismo quiere irradiar. En efecto, sin ostentar ningún cargo público electo, Tintori quiere erigirse como el estandarte de la resistencia democrática frente a la supuesta dictadura chavista y la voz de los presuntos presos políticos, comenzando por su marido, Leopoldo López.

Sin embargo, la trayectoria pública inicial de Tintori distaba mucho de tener algo que ver con la política, por más que su padre, argentino, se exiliara en Venezuela huyendo de la dictadura de Videla. La joven Tintori saltó a la fama como presentadora de diversos programas televisivos de entretenimiento y concursante en reality shows, convirtiéndose en un rostro popular de la farándula nacional.

En mayo de 2007 se casó con Leopoldo López, entonces alcalde del municipio de Chacao (bastión opositor del este de Caracas), cargo para el que fue inhabilitado tras dos mandatos por delitos de corrupción. Ya entonces López encabezaba al ala más radical de la derecha, aquella que propugnaba el derrocamiento del chavismo por medios no constitucionales.

Este posicionamiento desembocó a principios de 2014 en el llamamiento a tomar las calles hasta que Nicolás Maduro abandonara el país. Era la estrategia denominada La Salida. Durante los primeros meses del año, los seguidores de López paralizaron de forma violenta las zonas de clase media y media-alta del país, con el resultado de 43 personas asesinadas.

En el marco de las protestas, Leopoldo López se entregó a las autoridades y fue condenado a 13 años de prisión por asociación para delinquir, instigación pública y determinador en los delitos de incendio y daños. Su esposa dio un paso adelante para convertirse en la portavoz de la causa de López y del resto de detenidos y, por extensión, de la libertad frente a un supuesto régimen autoritario.

Al igual que su marido, Tintori maneja un discurso duro y extremo, sin concesiones tanto en la forma como en el contenido, radical en su verbalización y vehemente en su expresión verbal. El relato es simple: Venezuela es una dictadura en la que las mayorías se encuentran oprimidas; su marido y otros se sacrificaron por la democracia; ahora, sólo una movilización de la gente logrará derrocar la tiranía, siempre con el apoyo externo de las democracias avanzadas.

Más allá de la simplicidad narrativa, lo importante es la figura de quien la encarna. Tintori busca asemejarse a esos personajes de película que llevan vidas normales hasta que sucesos extraordinarios los precipitan hacia el huracán de la Historia, deviniendo, contra todas las posibilidades, en héroes. Así, se pertrecha de sus hijos para reforzar su imagen de madre de familia abnegada –de hecho, siempre destaca en las entrevistas que su momento más feliz de la vida hogareña era cuando se reunían todos a leer la Biblia- y recorre medio mundo invitada por gobiernos e instituciones de gobernanza del capital que ven en ella al personaje perfecto para transmitir al gran público la tragedia que vive Venezuela. La mínima asistencia a las manifestaciones convocadas en Caracas es inversamente proporcional al entusiasmo con el que es recibida por presidentes y primeros ministros. Ahí es donde Tintori encuentra su acomodo natural y despliega toda su capacidad interpretativa.

Más allá del bombardeo mediático, la causa de Lilian Tintori sigue sin concitar un apoyo masivo entre los venezolanos y no sólo porque la primera preocupación sea la situación económica. Sucede que una gran mayoría responsabiliza a López de aquellos sangrientos días que tuvieron en jaque al país. A las pocas semanas de que se iniciaran las guarimbas –acciones de desestabilización callejera, en el argot criollo- está ya contaban con el rechazo del 85% de la población, según la totalidad de las encuestas, incluidas aquellas proclives a la derecha. Salvo por sus correligionarios de Voliuntad Popular, nadie considera a Leopoldo López como el Mandela venezolano y mucho menos los forzados compañeros de viaje que anidan en el seno de la oposición y que lo ven como un elemento incontrolable y peligroso.

A pesar de este evidente desinterés –e incluso abierto rechazo- Lilian Tintori continúa con su discurso maximalista en el que no duda en apropiarse de las 43 personas asesinadas, afirmando que todas eran jóvenes estudiantes que se manifestaban por la libertad y fueron ultimadas por la policía del régimen. En realidad, solo diez murieron por disparos de las fuerzas de seguridad. El resto fueron transeúntes, motoristas degollados por alambres que los manifestantes colgaban de lado a lado de la vía, personas que retiraban barricadas para acceder a sus domicilios, agentes de policía…

Precisamente fue la viuda de un policía asesinado por los manifestantes la que le afeó su actitud en un encuentro fortuito en la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá en abril de 2015. Aquella mujer le recriminó la violencia incitada por Leopoldo, el hecho de que a Tintori se le abrieran todas las puertas internacionales mientras que a familiares de víctimas como ella nadie las escuchaba y la flagrante mentira que suponía caracterizar a todos los asesinados como jóvenes opositores. Las cámaras grabaron aquel encuentro que no estaba en el guión. A pesar de toda su experiencia como presentadora, Tintori no acertó más que a balbucear unos lugares comunes sobre la unidad de todos los venezolanos y abandonó precipitadamente la escena. Las incoherencias que pueblan su discurso son sostenibles en el exterior, entre un público desinformado sobre la realidad venezolana, pero a duras penas se mantienen en un país que conserva indeleble la memoria de los trágicos sucesos de 2014.

María Corina Machado (1967)

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María Corina Machado (Caracas, 1967) es lo más cercano a una neocon que se puede encontrar en la variopinta derecha venezolana. De hecho, el propio George W. Bush oficializó las preferencias del ala dura republicana con respecto a la oposición de Venezuela al recibirla en el mismísimo Despacho Oval de la Casa Blanca en 2005.

Hija de la alta oligarquía criolla –su familia opera en diferentes consorcios relacionados con el acero y la siderurgia -, María Corina Machado tomó una postura política activa con la llegada del chavismo. Hasta entonces los cachorros de las grandes fortunas preferían dedicarse a los negocios familiares. El bipartidismo de la IV República, con Acción Democrática y Copei turnándose en el poder, salvaguardaba sus intereses. El sistema les era completamente funcional. No había necesidad de arremangarse y saltar a la disputa partidaria.

El triunfo de Chávez alteró por completo las relaciones de poder. Empezó entonces el desembarco en la política de jóvenes de familias millonarias: Henrique Capriles, Leopoldo López, la propia María Corina Machado… En su caso no fue a través de un partido, sino de un movimiento, Súmate, un intento de emular a las poderosas organizaciones de base republicanas de los Estados Unidos. Pero en Venezuela, donde la derecha nunca tuvo una tradición militante, no era más que el vehículo para sus intereses personales.

Súmate tuvo un papel destacado en el referéndum revocatorio del presidente Chávez de 2004. La oposición cosechó una severa derrota, pero el proceso sirvió para situar a Machado en el mapa político internacional. En los siguientes meses sería recibida por Bush y por otros líderes neocon como Esperanza Aguirre, la díscola líder del Partido Popular.

El discurso de Máchado reproduce punto por punto el ideario neoconservador: capitalismo radical, nula intervención del Estado en la economía, sacralización de la propiedad privada, exaltación del individuo por encima del colectivo, disminución del aparato administrativo, impuestos mínimos o inexistentes, al igual que las ayudas sociales, privatizaciones… Apuesta por “un país de propietarios, una sociedad de emprendedores, dramáticamente opuesta al modelo actual”, señaló en diferentes entrevistas, comparándose sin reparos con Margaret Thatcher. En lo político, fustiga con saña al chavismo en términos que remiten a la Guerra Fría y al enfrentamiento capitalismo-comunismo (en esta dicotomía coincide con Leopoldo López).

Pertrechada con este arsenal ideológico, fue elegida diputada a la Asamblea Nacional en 2010. Un análisis erróneo de los resultados –aventajó en 34 puntos al candidato chavista, pero tal distancia se debió más a la composición de clase del electorado de su circunscripción que a su carisma personal- la llevó a presentarse a las elecciones primarias para designar al candidato opositor que debía enfrentarse con Chávez en los comicios presidenciales de 2012. La derrota fue mayúscula. Obtuvo tan sólo el 3,7% de los votos, apenas 110.000 personas de las más de tres millones que fueron a votar.

Tan sonoro traspiés fue la constatación de que en Venezuela, el suelo hegemónico se había deslizado a la izquierda. Tras las décadas ominosas de los 80 y los 90, que dejaron índices de malnutrición de hasta un 85%, y en comparación con el progreso experimentado en los primeros años del siglo XXI, hasta los votantes opositores entendían que no era posible la implementación de una agenda neoliberal de corte radical.

Machado se refugió en su escaño de la Asamblea desde donde siguió lanzando invectivas hacia el chavismo. Nunca reconoció el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones de abril de 2013, En ese momento abandona cualquier intento de toma del poder por vías constitucionales y predica sin ambages una movilización de sus huestes para derrocar al presidente electo. Este llamamiento se concreta a principios de 2014 con la presentación de la estrategia de “La Salida”, una agenda de movilizaciones indefinidas hasta que Maduro abandonara el cargo. Junto con Leopoldo López, María Corina Machado sería la cabeza visible. Ambos asumen en sus declaraciones que se iban a registrar asesinatos. En efecto, aquellos primeros meses de 2014 se saldaron con 43 personas asesinadas. Diez de ellas fueron manifestantes. El resto fueron agentes de seguridad o personas ajenas a las protestas.

En plena escalada de la tensión, María Corina Machado aceptó la oferta de Panamá de hablar ante la Organización de Estados Americanos utilizando el turno de palabra de ese país. La Asamblea Nacional, en decisión ratificada por el Tribunal Supremo de Justicia, le retiró su condición de diputada al haber violado los artículos constitucionales que prohíben a un cargo electo venezolano representar a otra nación.

En los momentos actuales, Machado está fuera de foco, sin cargo electo y con la atención centrada en la disputa entre una Asamblea Nacional dominada por la derecha y el Gobierno de Maduro. Pero no se la puede dar por amortizada. Cuando la embestida opositora arrecie, los neocon querrán estar en primera fila y la combativa exdiputada será su peón principal.

Luis Lacalle Pou (1973)

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Dirigente del Partido Nacional e hijo de un expresidente. Logró ascendencia política en un sector de dicho partido –denominado “Aire Fresco”- y se transformó en su candidato a presidente en las elecciones de 2014. Integró, conjuntamente con Juan Bordaberry (1960) del Partido Colorado, una renovación generacional de los históricos partidos. Los “blancos” –después de décadas- encontraron un liderazgo joven con capacidad de interpelación partidaria y social. Lo más interesante que esta renovación provino desde las derechas, mientras que su adversario de izquierda tenía 75 años (Tabaré Vázquez) y sucedía a otro de 80 (José Mujica). Luis Lacalle planteó una nueva estrategia para su partido, recompuso el vínculo con los dirigentes territoriales y utilizó su “juventud” para introducir una estética diferente en la campaña electoral. Logró llegar a la segunda vuelta, obteniendo en la primera un 30.88% frente al 47.81% de Tabaré Vázquez.

Juventud, modernidad y discurso pos-ideológico fue la articulación que busco desarrollar frente al “peso” etario y político del Frente Amplio.

Su estrategia de campaña fue eficaz. Intento posicionarse en el “cambio”. Buscó posicionarse en el voto joven y en imaginarios de la “concordia”. “Avanzar”, fue uno de los lemas de campaña.

Planteó nuevos realineamientos regionales como continentales. El “recetario” neoconservador de acercarse al Pacifico como a los Estados Unidos y –por tanto, alejarse de Venezuela- fue reactualizado como propuesta de avance o progreso. El “Si, se puede” de la campaña de Obama fue reintroducido en el debate electoral uruguayo.  Logró reactualizar las tensiones que Uruguay mantuvo históricamente con algunos países del Mercosur. Su disputa con el candidato más moderado del Frente Amplio le “complicó” la polarización.

Lacalle Pou se mantiene como un candidato en “disponibilidad” y es posible que pueda capitalizar la ausencia de un sucesor en el Frente Amplio. Ya ha visto como de manera eficaz ha explotado la tensión entre “lo dado” y “el cambio” y lo “viejo” y lo “nuevo”. El Frente Amplio tendrá por delante un gran desafío interno y ante la sociedad por presentar un candidato que pueda cambiar la tendencia moderada de Tabaré.

Maria Eugenia Vidal (1973)

 

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Se desempeñó varios años como Vice Jefa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Acompaño a Mauricio Macri en la gestión y se convirtió en 2015 en la  Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires (distrito que concentra el 38% del padrón electoral, cuestión que se vuelve central para el triunfo de todo candidato presidencial). Desbanco al peronismo que había gobernado en las últimas dos décadas y se afirmó como la dirigente con más posibilidades de suceder a Macri. Parte de su futuro se lo juega en la gestión de la provincia de Buenos Aires, en la administración de tensiones con la mayoría de intendentes municipales peronistas y en consolidar su pacto de gobernabilidad con de Frente Renovador de Massa. El triunfo en las elecciones se debió a la capitalización de las quejas sobre inflación e inseguridad y a cierta novedad que implicó su candidatura. Si bien no era un outsider en política, si lo era en la provincia de Buenos Aires. Derrotó a Aníbal Fernández, un candidato cuestionado por el propio peronismo bonaerense y por los medios. Cosa que también ayudó a María Eugenia Vidal a su acceso al poder provincial.

Pese a algunas presiones de intendentes bonaerenses y de instituciones -como la Policía y el Servicio Penitenciario-, Vidal ha logrado gobernabilidad y descomprimir conflictos sociales. Mantiene una alta adhesión social, pero todavía no ha “mostrado” mucho. Tal vez, su mayor logro es el acuerdo con los sindicatos docentes, no que permitió el inicio de clases. Todavía no ha impactado en su figura el rechazo de algunas medidas de Macri, pero hay que esperar que sucede si no consigue financiamiento externo para la obra pública. Esta demasiado condicionada por la suerte en el mercado de préstamos internacionales.

Su figura es la más relevante del gobierno de Macri y en parte el destino político de ambos esta vinculado a la administración de la Provincia de Buenos Aires, a la desarticulación del poder de los intendentes y a la fórmula de gobernabilidad establecida con el Frente Renovador.

Simón Gaviria (1980)

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Actual director de Planeación Nacional, es conocido como uno de los “delfines influyentes” de Colombia. Su padre, César Gaviria, fue presidente del país en el periodo 1990-1994 y el artífice del paquete de reformas neoliberales aplicadas en Colombia en el marco del llamado “consenso de Washington”.

El apellido Gaviria es uno de los “pesos pesados” de la política colombiana, por su enorme influencia en el Partido Liberal, aliado del oficialismo a través de la Unidad Nacional. Así, desde 2006 Gaviria comenzó su desempeño en política como representante a la Cámara por Bogotá, bajo el paraguas del partido creado por Enrique Peñalosa, “Por el país que soñamos”, hoy extinto. Más adelante continuó en la Cámara, pero desde el Partido Liberal, donde gracias a la influencia paterna consiguió ser su director entre 2011 y 2013, desempeñándose a su vez como presidente de la Cámara de Representantes, entre 2011 y 2012. Desde agosto de 2014, es el director Nacional de Planeación.

El rápido ascenso de la carrera política de Gaviria hijo no ha estado libre de polémicas. Precisamente, durante su desempeño como presidente de la Cámara de Representantes, firmó la aprobación de la polémica Reforma de Justicia de 2012 (ya revocada) en la que se beneficiaban los intereses de exministros y excongresistas investigados por la Corte Suprema de Justicia en casos como el de Agro Ingreso Seguro, el “cartel de la contratación”, la “parapolítica” o el escándalo de las “chuzadas”. Frente a las críticas desde diversos flancos el entonces presidente de la Cámara se excusó diciendo que no había leído en profundidad la reforma, razón por la cual habría errado, algo que indignó aún más a la ciudadanía. Más recientemente, desde que trabaja como director de Nacional de Planeación, las críticas han vuelto a surgir tras la publicación del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018, en cuyo contenido se han encontrado desde errores ortográficos hasta incongruencias en los planteamientos.

Sin embargo, y a pesar de que el desempeño de Simón Gaviria no ha sido del todo brillante, desde hace algunos meses su nombre empieza a sonar entre las filas del liberalismo como otra de las opciones posibles de cara a las presidenciales de 2018.

Esto se debe, fundamentalmente, al deteriorado estado de salud de Germán Vargas Lleras (Cambio Radical), el líder con más opciones para las presidenciales de 2018, tras las elecciones regionales de octubre de 2015. Esta situación, que se ha manejado con cierta cautela y donde la información ha sido suministrada a cuentagotas, apunta a que el vicepresidente, con escasas apariciones públicas desde la intervención quirúrgica para tratar un cáncer que padece, va a estar de baja en abril para continuar con el tratamiento de radioterapia.

Sin lugar a duda, este hecho inesperado ha encendido las alarmas en los partidos de la coalición oficialista, que desde ya han empezado a mover ficha apuntando nuevos liderazgos viables para consolidarse en el ejecutivo de cara a 2018. El poder gavirista con enorme influencia en el Partido Liberal (que actualmente tiene la mayor bancada en la Cámara de Representantes) es sin lugar a dudas una de las razones que los motiva a ubicar a Simón Gaviria como una de las fichas clave para el próximo periodo presidencial, en un eventual escenario de posconflicto.

Enrique Peña Nieto (1966)  

 

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Es descendiente de una familia afincada en el poder político y económico de Atlamoluco, Estado de México. Varios de sus integrantes, entre ellos sus parientes y, también, exgobernadores del Estado, Alfredo del Mazo González y Arturo Montiel Rojas, han sido identificados como pertenecientes al Grupo Atlamulco, con gran poder en Partido Revolucionario Institucional (PRI) y, especialmente, en el Estado de México.

Tras acabar su formación como abogado en la Universidad Panamericana comenzó su desempeño al interior de varias instituciones del PRI. Primero, como secretario de la organización de base priísta, Movimiento Ciudadano de Zona I del Comité Directivo Estatal de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). Posteriormente, como delegado en varios municipios del Estado en el Frente Nacional de Organizaciones y Ciudadanos (FNOC), renovado movimiento de masas del PRI, al que se adhirió la CNOP.

Más adelante, en 1993, dirigió la tesorería de campaña para el gobernador Emilio Chuayffet, quien lo integró a la secretaría de Desarrollo Económico del Gobierno del Estado de México. En 1999 se desempeñó nuevamente en la tesorería de la campaña de Arturo Montiel Rojas. Allí, a la sombra del que sería su mentor, continuó su carrera como secretario de Administración de Estado, desde donde comenzó el ascenso a la Gobernación del Estado de México, que consiguió en el año 2004.

Los problemas derivados de su cuestionada gestión del Estado de México (2005-2011), como por ejemplo, la protección que dio a Montiel Rojas, investigado por enriquecimiento ilícito durante su gobierno, la represión violenta de diversas protestas en el Estado y la alarmante situación vinculada a la violencia en contra de la mujer (entre otros), no fueron un obstáculo para la continuación de su ascenso a la Presidencia.

Así, en 2008 su posicionamiento ante la opinión pública lo perfilaba como el líder favorito para encarar las presidenciales de 2012. Además, la historia casi novelesca que se había tejido tras la muerte de su primera esposa y la aceptación de su romance con la actriz de telenovelas, Angélica Rivera, más conocida como “La Gaviota”, con el colofón de su matrimonio en 2010, fue el relato “perfecto” que usó el conglomerado comunicacional mexicano Televisa, para terminar de fabricar al candidato.

Las elecciones de 2012 se dieron en medio de la profunda frustración producida tras las dos administraciones del Partido Acción Nacional, PAN (Felipe Calderón y Vicente Fox), que alimentaron el descrédito internacional de México. Además de las dificultades de Andrés Manuel López Obrador para salvar las heridas al interior de su formación Movimiento Progresista –coalición integrada por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano–. Estos factores abrieron el camino al mediático Enrique Peña Nieto, de la coalición Compromiso por México (PRI y Partido Verde Ecologista de México), quien se alzó como líder del Ejecutivo con un 38.15% del voto.

Desde entonces su desempeño en el Gobierno se ha sustanciado en la implementación de diversas reformas estructurales en el ámbito financiero, educativo, comunicacional y energético, instituidas en el Pacto por México, que firmaron el PRI, PRD y PAN.

Este impulso reformista de Peña Nieto chocó, sin embargo, con la oposición del sector educativo que salió a la calle para protestar en contra de las decisiones tomadas de manera unilateral, perjudiciales para el gremio. También, con el PRD que pronto salió del Pacto por México, ante la apertura a la posible privatización de PEMEX (negada rotundamente desde el Ejecutivo).

De su gestión además se desprenden las distintas protestas sociales desencadenadas, en primer, lugar por la situación de desigualdad y pobreza en el país, a pesar de la “meta incluyente” del Gobierno, visible en el Plan Nacional de Desarrollo y en la Cruzada Nacional Contra el Hambre. Y, en segundo lugar, por el desafortunado tratamiento de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, una masacre perpetrada por sicarios del narcotráfico en connivencia con las autoridades públicas y la Policía Municipal de Iguala y Cocula.

Este hecho, que no sólo le ha valido críticas al interior del país, sino que también ha cosechado el rechazo internacional por la situación agónica de los derechos humanos en México, ha reflejado un preocupante interés de su Gobierno por ocultar la verdad de la situación, tal y como se vio, tras la invalidación que hizo la CIDH del informe oficial sobre la masacre de Iguala o la mal llamada “Verdad Histórica” de la Procuraduría General de la República.

La invalidación del informe oficial sobre la masacre de los normalistas, se suma a otros escándalos que apuntan a la permisividad del actual Gobierno con el narcotráfico y la corrupción, como por ejemplo, la fuga del “Chapo Guzmán”, la escalada de la violencia y la represión de los grupos narcoterroristas –en llave con las autoridades públicas– en las zonas más vulnerables, y, más recientemente, las declaraciones del hacker colombiano Andrés Sepúlveda sobre el supuesto espionaje ilegal y la manipulación de redes sociales para favorecer a Peña Nieto en la campaña electoral de 2012.

Además de la alarmante crisis de los derechos humanos que sufre actualmente el país, 2016 llega con una desaceleración del crecimiento económico a nivel regional, producto de la crisis del petróleo, un duro golpe a la economía que el actual Gobierno no ha podido encajar y que augura la profundización de la pobreza en la que viven amplios sectores de la sociedad.

Pedro Pablo Kuczynski (1938)  

 Peru's presidential candidate Pedro Pablo Kuczynski talks to the media from a motorized rickshaw during a campaign rally in Lima March 15, 2011. The battle for second place in Peru's presidential race has intensified a month before voting as any one of four candidates could squeak through to a likely runoff election against front-runner Alejandro Toledo. REUTERS/Mariana Bazo (PERU - Tags: POLITICS ELECTIONS HEADSHOT)

Actual candidato de Peruanos por el Kambio (PPK). Economista en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y Magister en Administración Pública por la Universidad de Princeton (USA).

En el primer mandato de Fernando Belaúnde Terry fue nombrado gerente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) bajo las órdenes de Carlos Rodríguez-Pastor M., gerente general de esa institución. La influencia de instituciones extranjeras como el FMI y el Banco Mundial, presionaron al gobierno de Belaúnde para obtener su nombramiento como gerente del Instituto Emisor. Tras el golpe de Estado (1968) el gobierno del general Velasco Alvarado había decretado la nacionalización de la International Petroleum Company (IPC), medida que incluyó la expropiación de sus instalaciones. Fue acusado por el gobierno militar de facilitar la fuga de 17 millones de dólares de la IPC, en su acusación se señala que la IPC pudo sacar del país la suma de dinero gracias a la intervención directa de Kuczynski, quien desde su cargo de gerente del Banco Central de Reserva autorizó la transferencia y dio curso al desembolso en favor de la empresa de Rockefeller. Por este motivo se vio obligado a refugiarse en Estados Unidos, donde se desempeñaría en el Banco Mundial. Mario Vargas Llosa, premio Nobel de literatura peruano, describiría al respecto en su libro de memorias «El Pez en el Agua”:

“Pues vivir en el exilio le permitió pasar de modesto funcionario del Banco Central de Reserva del Perú a ejecutivo del First Boston, de Nueva York, en el que, luego de su gestión con Belaunde, llegó a ocupar la presidencia. En los últimos años viajaba por el mundo entero —él siempre precisaba que en aviones privados, y, si no había más remedio, en el Concorde— privatizando empresas y asesorando a gobiernos de todas las ideologías y geografías que querían saber qué era una economía de mercado y qué pasos dar para llegar a ella”.

En 1980, Kuczynski volvió al Perú y colaboró en la campaña electoral de Fernando Belaúnde Terry, quien al asumir su segundo mandato no consecutivo, lo nombró Ministro de Energía y Minas. Como ministro impulsó la ley Nº 23231, que fomentaba la explotación energética y petrolera. También fue denunciado por favorecer a la empresa de gas Hunt Oil,  donde se desempeñaría como asesor financiero, a quien permitió exportar gas de Camisea. La llamada “Ley Kuzcynski”, desató la polémica dado que concedía exoneraciones tributarias a las empresas petroleras extranjeras, favoreciendo  remesas millonarias. Esta ley fue derogada en 1985.

Fue miembro del directorio de varias empresas privadas del sector siderúrgico, minero y energético. En el 2001 volvió al sector público como ministro de Economía y Finanzas del entonces presidente Alejandro Toledo, cargo al que debió renunciar a causa del aumento de protestas sociales en Arequipa por la privatización de empresas eléctricas.

Fue candidato a la presidencia de Perú en las elecciones generales del 2011 al frente de la Alianza por el Gran Cambio, conformada por el Partido Popular Cristiano, el Partido Humanista Peruano, el partido Restauración Nacional y el partido Alianza para el Progreso; quedando en tercer lugar, por debajo de Ollanta Humala y Keiko Fujimori. En dicha campaña, fue duramente criticado por contar con nacionalidad estadounidense y rumores de que había renunciado a la ciudadanía peruana, por lo cual su candidatura era ilegal. Cabe precisar que en el 2011, PPK prometió renunciar a  su nacionalidad estadounidense, pero no lo haría efectivo hasta Noviembre de 2015.

Entre sus prioridades, en caso de llegar a ser elegido presidente en 2016, se encuentran lograr que todos los peruanos accedan a servicios de agua y cloacas. Afirma que en 120 días, su gobierno reactivaría la economía y combatiría la criminalidad para darles seguridad a las familias de todo el país.

Desde hace veinte años existe una ofensiva para que la gestión del agua en el Perú pase a manos privadas y se convierta en un negocio. Por eso no es baladí que en 2007 PPK haya fundado una ONG «Agua Limpia» para proveer agua potable y alcantarillado a los pueblos jóvenes, como también educar a la población sobre los beneficios, buen uso, el costo y saneamiento del agua potable. El proyecto ha sido implementado en varias comunidades de los departamentos de Ancash, Arequipa y La Libertad.

En sus declaraciones Kuczynski primero se distanció de su rival Keiko Fujimori, a quien apoyó en la segunda vuelta de las elecciones del 2011. Ha manifestado al respcto: “En el 2011 el chavismo estaba a puertas del Perú, a través del candidato Humala, se decía que financiado en parte por Chávez, ese era nuestro gran peligro y por eso decidí, tragándome mis escrúpulos, apoyar a Keiko Fujimori”. Un dato polémico fue su respuesta ante la pregunta de si indultaría a Alberto Fujimori, preso por delitos de lesa humanidad y corrupción. “Yo lo que he dicho es que, como presidente, firmaré una ley que le permita cumplir su pena en la casa, igual que otros de su edad (77 años)”, expresó PPK. Representante de la tecnocracia que ha sido fundamental para la estabilidad macroeconómica y alguien confiable para el establishment empresarial. En sus propios términos: “Alguien puede decir que PPK es demasiado personalista, pero si eso vende una buena mercadería, por qué no”[1].

[1] http://www.andina.com.pe/agencia/noticia-crece-presencia-partidaria-kuczynski-y-floresaraoz-provincias-550105.aspx2/4/2015

Mario Vargas Llosa (1936)

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Es un escritor peruano, considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos. Muchas de sus obras están influidas por la percepción del escritor sobre la sociedad peruana y así como sus propias experiencias como peruano; sin embargo ha incursionado en temas de otras partes del mundo. Ha participado en política, en defensa de una ideología liberal. En 1975 es nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua y en 1976 es elegido Presidente del Pen Club Internacional. En 1994 es designado como miembro de la Real Academia Española. Y su máxima consagración sería como Premio Nobel de Literatura 2010, en opinión del jurado el premio fue otorgado por su “cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su rebelión y su derrota”. Su respuesta fue sagaz: “Espero que me lo hayan dado más por mi obra literaria que por mis opiniones políticas”.  En la actualidad colabora en el diario El País y con la revista cultural mensual Letras Libres. El Nobel de Literatura es un premio históricamente asociado con los guiños políticos, la intervención de un escritor en los debates sociales de su época puede ser determinante a la hora de definir una candidatura.

En 1987 se perfila como líder político al mando del Movimiento Libertad, que se opone a la estatización de la banca que proponía el entonces presidente de la República Alan García Pérez. Y en 1990 participa como candidato a la presidencia de Perú  por la coalición política de centroderecha Frente Democrático (Fredemo).

Alberto Fujimori Fujimori y Mario Vargas Llosa fueron candidatos presidenciales y adversarios políticos en los años 90´. Fujimori, pertenecía al partido cambio 90, que se presentaba como un cambio radical. Este partido estaba fuertemente identificado con el 70% de los peruanos que vivían en la pobreza, y con grupos históricamente marginados por la elite de los negocios y de la política. Mientras los seguidores de Fujimori venían de familias que habían migrado del campo a la ciudad en los últimos 50 años, Vargas Llosa era percibido como el representante de una elite ilustrada.

Hasta las elecciones de 1990, los sectores populares peruanos continuaban, política y electoralmente, expresándose a través de los partidos políticos tradicionales. Las elecciones celebradas ese año marcarán la transición de la política “formal” a la informalidad política; en otras palabras significarían el triunfo de los independientes, los recién llegados y los “outsiders”. Cambio 90 no contaba con una estructura de apoyo partidario, tampoco con medios, y presentó una campaña directa e informal. Sus compañeros de candidatura eran  desconocidos y no contaban con experiencia política. Su eslogan: “honradez, tecnología y trabajo”, evidenciaba la carencia de un programa y una ideología definidos.

Mario Vargas Llosa, baso su campaña en la oposición contra el APRA, partido que se encontraba al poder y que había realizado un gobierno deficiente en cuanto a la situación económica. Por otro lado, se basaba en un gobierno liberal de derecha y que principalmente se basaba en una fuerte democracia. El gran problema que existió en el planteamiento de la publicidad del gobierno de Mario Vargas Llosa y el FREDEMO, fueron las constantes peleas que se dieron por medios televisivos por parte de militantes y candidatos de este partido, proyectando una imagen de ostentación, la cual era repudiado por la mayoría en un contexto de crisis. La elección fue de los independientes, la mayoría se encontraba cansada de los partidos tradicionales y finalmente Fujimori lograría el objetivo, llegar al poder desde lo bajo.

Luego de dos disputados procesos electorales (primera y segunda vuelta), Vargas Llosa pierde las elecciones y regresa a Londres, donde retoma su actividad literaria. En marzo de 1993 obtiene la nacionalidad española, sin renunciar a la nacionalidad peruana. Sin embargo es un actor político clave para entender el proceso peruano. Mario Vargas Llosa, ha participado activamente en las últimas campañas electorales en el Perú. En el año 2001, por ejemplo, dio su apoyo a Alejandro Toledo, quien derrotó a Alan García en la segunda vuelta.»Son las primeras elecciones libres en diez años, así que me hace mucha ilusión contribuir a la democratización definitiva de nuestro país. Voy a votar por Toledo”, dijo el escritor. Luego viajó junto al líder de Perú Posible a Arequipa, su ciudad natal.

En el 2006, Mario Vargas Llosa fue un férreo crítico de Ollanta Humala, quien perdió en la segunda vuelta contra Alan García. El nobel declaró en más de una ocasión que el líder del Partido Nacionalista –hoy presidente– sería como gobernante un discípulo de Hugo Chávez. Ya en el 2011, el autor de “El pez en el agua” volvió a darle su apoyo a Alejandro Toledo. Sin embargo, en la segunda vuelta respaldó la postulación de Humala, quien derrotaría a Keiko Fujimori, hija de su antiguo rival. Se ha expresado de manera benevolente sobre el actual mandatario, afirmando que no está arrepentido de haber apostado por Humala en el 2011, quien ha demostrado «que no ha sido un Hugo Chávez», al haber respetado la democracia y haber continuado con la política económica que predomina en el país en los últimos años.

Cinco esquinas, su última novela publicada en 2016, año electoral en Perú,  que narra  por entero la dictadura de Alberto Fujimori. El libro abunda en ejemplos de la corrupción que era inherente a ese periodo y retrata la figura de Vladimiro Montesinos, asesor principal de Fujimori. Cinco Esquinas es una metáfora acerca de una confluencia de caminos en un barrio de Lima, antiguamente aristocrático que se ha vuelto  pobre y violento. Al mismo tiempo alegato a favor de la libertad de prensa y crítica  el periodismo amarillo. La dictadura de Fujimori utilizó el periodismo amarillista, periodismo del escándalo, como un arma política para desprestigiar y aniquilar moralmente a todos sus adversarios, incluido el propio Vargas Llosa.

De cara a las elecciones de 2016 afirmó que hay un desfasaje entre una clase política desprestigiada, con partidos que no existen y en los que nadie cree, y una “sociedad moderna”, asimismo  se mostró preocupado ante la posibilidad de que los peruanos tengan que “elegir entre una dictadura y una corrupción”, en referencia, al parecer, a Keiko Fujimori y Alan García, respectivamente. El reconocido escritor ha apoyado públicamente la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski, quien a  su parecer: “Tiene buena capacidad y es el mejor preparado de todos”, indicó en la  edición 71 de la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Sin duda alguna, estas nuevas declaraciones de Vargas Llosa no solo generarán las reacciones del Apra y el fujimorismo, sino de quienes no comparten las opiniones del Nobel en cuanto a su defensa del libre mercado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alejandro Fierro

Lic. en Ciencias de la Información (UPSA) (España)

Alejandro Fierro es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA). Se ha desempeñado como investigador de la Fundación GIS XXI en las áreas de comunicación política y comunicación electoral. Trabajó como asesor en procesos electorales en España, Paraguay, Chile, Colombia y Venezuela. Es articulista…

Esteban De Gori

Dr. en Ciencias Sociales (UBA) (Argentina)

Esteban De Gori es doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC-UBA). Se desempeña como docente de grado y posgrado en la Universidad de Buenos…

Ava Gómez Daza

Dra. en Ciencia Política (USAL) (Colombia)

Ava Gómez Daza es investigadora posdoctoral del CONICET en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la Universidad de Buenos Aires (IEALC-UBA). Es doctora en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca (USAL), con maestría en Estudios Latinoamericanos y pregrado en Comunicación Audiovisual y en Sociología,…

Bárbara Ester

Licenciada en Sociología (UBA) (Argentina)

Bárbara Ester es licenciada y profesora de Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Realizó una Diplomatura en Género, Movimiento de Mujeres y Política en la Facultad de Filosofía y Letras. Actualmente cursa la Maestría en Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA.