El balotaje que se avecina en Uruguay se presentará sumamente reñido y se espera una diferencia exigua entre los dos candidatos.

Uruguay tuvo una tranquila jornada cívica, en la que tanto la participación como los resultados estuvieron acordes a lo que podía presuponerse en la previa y que analizamos en un informe anterior. De este modo, dado que ningún candidato alcanzó a superar el 50% más uno de los votos emitidos, la Presidencia se dirimirá en una segunda vuelta entre las dos fuerzas más votadas el próximo 24 de noviembre. La lectura de los resultados es paradójica, ya que si bien el Frente Amplio (FA) consiguió erigirse por quinta ocasión consecutiva como la fuerza más votada en primera vuelta, lo hizo por el menor porcentaje desde 1999 a la fecha. El Partido Nacional (PN), que buscará desbancar al FA luego de tres mandatos, se erige como la fuerza con mejores perspectivas de cara al balotaje.

Con una participación que volvió a ubicarse por encima del 90% del padrón, fue Daniel Martínez del FA, con casi un millón de votos -38,63%-, quien derrotó a Luis Lacalle Pou, del PN -28,20%-, por más de 10 puntos porcentuales. Sin embargo, los resultados fueron más festejados por la oposición que por el oficialismo, ya que las expectativas del FA eran mayores y aspiraban a superar por algunos puntos el 40%. Especialmente a sabiendas de que la tercer y cuarta fuerza, el Partido Colorado (PC) con Ernesto Talvi a la cabeza y Cabildo Abierto (CA) con Guido Manini Ríos, que obtuvieron de forma conjunta más de un 20%, llamarían a votar por los blancos en un eventual balotaje, tal y como hicieron ni bien se conocieron las primeras tendencias.

Un escenario novedoso

Algunas conclusiones pueden extraerse analizando fríamente los números que arrojó el proceso electoral. En primer lugar, la irrupción de una cuarta fuerza con un peso importante, algo a lo que Uruguay no estaba acostumbrado. Tomando los comicios del presente siglo, veremos que entre 2004 y 2014 no hubo grandes variaciones, con el Frente Amplio rondando el 50% de las adhesiones, el Partido Nacional siempre cercano al 30% y más rezagados los colorados. Entre las tres fuerzas aglutinaron en cada oportunidad más del 90% de los votos. En esta ocasión, en cambio, entre los tres partidos no alcanzaron siquiera el 80% del total de votos. En términos numéricos, la importante pérdida de votantes del FA -a los cuales deberá rápidamente volver a seducir en el próximo mes- no es capitalizada por el PN -quien también cae levemente- ni por el PC, sino que se refleja en las adhesiones cosechadas por la irrupción de Cabildo Abierto.

Sin embargo, no se trata de votantes que hayan migrado directamente desde el FA hacia CA sino, más bien, de un proceso escalonado. Mientras que el PN y PC cooptaron simpatizantes desencantados del FA, a su vez CA le arrebató a los dos partidos tradicionales sus apoyos más de derecha, por lo cual lo que ganaron por un lado lo perdieron por otro. De este modo se explica cómo Cabildo Abierto obtuvo un porcentaje muy similar a la merma del Frente Amplio, al tiempo que el Partido Nacional y el Partido Colorado no evidencian oscilaciones –en lo numérico, aunque sí en la composición de su electorado-.

Composición de la Asamblea General

Gane quien gane el balotaje, el próximo Congreso no tendrá mayorías absolutas y el futuro oficialismo deberá buscar alianzas para tratar los proyectos en el Legislativo. En línea con lo expuesto anteriormente, se observa que en el Senado -tanto blancos como colorados- sostuvieron exactamente su representación respecto a 2014, mientras que el FA perdió dos senadores. El que irrumpe como cuarta fuerza es, nuevamente, Cabildo Abierto, quien se queda con el escaño del Partido Independiente y dos bancas más para totalizar tres senadores.

La estructura de la Cámara de Representantes refleja una tendencia muy similar. Mientras que el FA dejará de tener mayoría al haberse reducido en ocho sus diputados (de 50 a 42), el PN queda segundo con dos diputados menos –de 32 a 30- y el PC tercero con igual número que en 2014 (13). El gran reacomodamiento pasará una vez más por las manos de Cabildo Abierto, quien debuta en la Asamblea con once diputados, uno más que los perdidos por los grandes partidos.

Crédito para las encuestadoras

En esta oportunidad las encuestas han estado bastante acertadas, reflejando una intención de voto que se acercó mucho a los resultados finales. Hace unos días realizábamos un cálculo en base a las últimas encuestas publicadas por Radar, Equipos, Factum y Opción que, en promedio y con los indecisos proyectados, arrojaba “40,17% para Martínez, 27,29% para Lacalle Pou, 12,85% para Talvi, 10,81% para Manini Ríos y 5,48% para Otros”[i]. Como vemos, las diferencias son muy pequeñas, un buen augurio si tenemos en cuenta que en breve comenzarán a publicar sus estudios post primera vuelta en relación a las preferencias para el balotaje.

De momento, la última encuesta de Opción midió este escenario y registraba un mayor favoritismo para Lacalle Pou, con un 47% de intención frente a un 42% de Martínez. Sin embargo, el estudio registraba un importante 11% que aún no decantaba por ninguno de los dos, margen que seguramente se irá achicando conforme se acerque el 24 de noviembre. Ello es especialmente cierto si tenemos en cuenta que el 7% manifestó que votaría en blanco o anularía, porcentaje muy superior al voto en blanco/nulo promedio para una segunda vuelta y que, seguramente, contiene a una porción de indecisos. Para mayores precisiones, deberemos esperar a ver cómo se reacomoda el escenario en los días sucesivos.

Los uruguayos no quieren volver a tener miedo

Una vez más, tal y como viene siendo costumbre en los últimos tiempos, un Plebiscito de reforma constitucional copa la agenda mediática en el año electoral, pero luego no termina siendo refrendado por la ciudadanía el día de los comicios –es la tercera oportunidad consecutiva en que los plebiscitos no son aprobados-. Esta vez fue el turno de la iniciativa promovida por el senador Jorge Larrañaga (PN) y conocida como «Vivir sin Miedo», que promovía cuatro propuestas en materia de seguridad[ii].

El proyecto de reforma, que impulsaba medidas como la creación de una Guardia Nacional conformada por militares que actuarían como seguridad pública o la posibilidad de realizar allanamientos nocturnos, no contaba con el apoyo de ninguno de los candidatos presidenciales. Finalmente, obtuvo 1.120.780 votos (46,09%), por lo cual quedó desestimada. Para tranquilidad de Uruguay y para no revivir épocas oscuras, los militares deberán quedarse en sus cuarteles.

Un mes para ganar adhesiones

A partir de ahora, se abrirá en Uruguay una ventana de tiempo en la que tanto el Frente Amplio como el Partido Nacional buscarán enamorar a aquellos que no los eligieron. Ambos parten con ventajas y desventajas. Aunque el FA obtuvo diez puntos más que su rival parece tener, a priori, mayores dificultades para cosechar nuevas adhesiones. Su gran desafío será evitar que el debate público gire en torno al eje oficialismo vs. oposición, dado que es allí donde tiene más posibilidades de perder frente a una oposición unificada.

En la vereda de enfrente, el Partido Nacional parte con la ventaja de haber recibido las adhesiones de Talvi y Manini Ríos. Sin embargo, el trasvase de votantes no suele ser tan lineal y es poco probable que quienes decantaron por estas dos opciones opten en su totalidad por apoyar a Lacalle Pou. La contienda seguramente se presentará sumamente reñida y se espera una diferencia exigua a favor de uno u otro. Tal vez con el correr de los días el panorama se vaya despejando y nos permita tener mayores precisiones. De momento, el escenario sigue abierto.

 

 

[i] https://www.celag.org/informe-preelectoral-de-las-generales-en-uruguay/#_edn2

[ii] https://vivirsinmiedo.com.uy/reforma/

Guillermo Javier González

Licenciado en Sociología con orientación en Diagnóstico Social (Argentina)

Profesor en Sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Diplomado de Estudios Avanzados en Análisis Electoral y Maestrando en Estudios Electorales por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).