La declaración de Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de EEUU ha despertado una fuerte respuesta regional de respaldo a la nación bolivariana. Como en otros episodios de intentos de desestabilización, organismos regionales como UNASUR y ALBA han mostrado una rápida capacidad de reacción y sentaron su posición política al respecto.
El sábado 14, UNASUR emitió dos comunicados tras la reunión de cancilleres realizada en Quito en los que solicitó la derogación del decreto ejecutivo por cuanto lo considera “una amenaza injerencista a la soberanía y al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados.” Además, los países miembros renovaron el mandato de seguir acompañando el diálogo político en Venezuela, como lo vienen haciendo desde febrero de 2014, manifestando su apoyo a la celebración de las elecciones parlamentarias a realizarse próximamente. Por su parte, el ALBA convocó una cumbre extraordinaria de cancilleres y mandatarios que se realizó el martes último en Caracas. En su declaración, el bloque condenó la agresión a Venezuela, ofreciendo mecanismos regionales para facilitar el diálogo político y exigió “al Gobierno de los Estados Unidos que cese de inmediato el hostigamiento y agresión contra el Gobierno y pueblo venezolanos, por cuanto dicha política alienta la desestabilización y uso de la violencia por parte de sectores de la oposición venezolana.” Además, dicha declaración manifestó respaldo y solidaridad con los gobiernos de Brasil y Argentina, que enfrentan en las últimas semanas campañas de desestabilización por parte de la oposición política. Por otro lado, según señaló el presidente Maduro, la reunión será la antesala de la posición conjunta que adoptará el bloque en la próxima Cumbre de las Américas a realizarse en Panamá el próximo 10 y 11 de abril, a la que asistirán tanto Obama como el mandatario venezolano.
Un papel muy relevante en ambos cónclaves regionales tuvo la participación del canciller ecuatoriano Ricardo Patiño, quien ya ha anunciado que acepta la propuesta del presidente Maduro de encabezar un “grupo de facilitadores”, miembros de organismos regionales, para impulsar un diálogo político de alto nivel entre EEUU y Venezuela.
A ello, se sumaron también las reacciones de la comunidad internacional. El Movimiento de Países No Alineados, que agrupa a 120 países, emitió un contundente comunicado en el que instó al gobierno de EEUU a “cesar estas medidas coercitivas ilegales”, a la vez que reitera su “firme apoyo a la soberanía, integridad territorial e independencia política de la República Bolivariana de Venezuela”
En tanto, en Venezuela, fue aprobada este domingo 15 la Ley Habilitante Antiimperialista solicitada por el presidente, que le permitirá legislar por decreto para implementar acciones en defensa de la soberanía. La sanción de la ley fue acompañada por una multitudinaria movilización de apoyo al gobierno. El pueblo y las organizaciones sociales se encuentran en estado de alerta y movilización permanente, marchando por sectores en manifestaciones que desbordaron las calles del centro de la capital venezolana. El martes fue el turno de los transportistas, el miércoles de los trabajadores eléctricos y petroleros; el jueves, los de los sectores salud y educación; mientras que el viernes se movilizaron los trabajadores de la construcción. A su vez, Nicolás Maduro dio inicio a una campaña internacional para exigir la derogación del Decreto de EEUU bajo el lema “Venezuela no es una amenaza, somos esperanza”, que incluyó la publicación de solicitadas en periódicos de USA y el lanzamiento de una campaña de recolección de diez millones de firmas.
Mientras tanto, en el senado de EEUU, se realizó el martes una audiencia sobre Venezuela en la que altos funcionarios defendieron las sanciones impuestas, a la vez que dejaron en evidencia su estrategia para desestabilizar al país sudamericano. Según el subsecretario para Latinoamérica del Departamento de Estado, Alex Lee, el objetivo actual es “combinar” las sanciones recientes con el impulso de alianzas y apoyos de países latinoamericanos para lograr “convencer” a Venezuela de la realización de elecciones parlamentarias “creíbles”. En el mismo sentido se expresó Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, quien manifestó por las redes sociales que EEUU estaría dispuesto a participar en un diálogo “respetuoso” con Venezuela, pero a la vez sostuvo que “queremos que (Venezuela) prospere y regrese al camino de la democracia genuina». Estas afirmaciones se suman a las que días antes había realizado John Kelly, Jefe del Comando Sur de EEUU en el mismo recinto del senado, donde había declarado que Venezuela se encuentra al borde del “colapso” y de “implosionar” debido a su situación económica.
El jueves 19 se llevó a cabo una sesión extraordinario de la OEA a pedido de Venezuela. En su exposición, la canciller Delcy Rodríguez alertó de que las sanciones impuestas por EEUU podrían desembocar en una intervención militar en su país y denunció el bloqueo de cuentas de algunos de sus diplomáticos en USA. “Con el decreto, Washington pretende poner manos sobre los recursos naturales estratégicos venezolanos como el petróleo”, sostuvo. En respuesta, el representante de EEUU ante la OEA, Michael Fitzpatrick retrocedió varios casilleros en intentó suavizar el tono del conflicto al afirmar que la decisión de Obama había sido “mal interpretada” y que su país no prepara una intervención militar ni busca desestabilizar al gobierno de Maduro. “No estamos participando de una conspiración internacional para dañar la economía venezolana o a su pueblo; somos el mayor socio comercial de Venezuela”, aseguró el diplomático. Otras voces de la región se sumaron para exigir la derogación del decreto y convocar al diálogo, entre ellas la del canciller argentino Héctor Timerman y los representantes diplomáticos de Bolivia, Nicaragua y Brasil. El llamado al diálogo vino también del grupo de países que integran la Alianza del Pacífico. Incluso la representante de México, un claro aliado de EEUU en la región, planteó sobre el decreto que “el lenguaje que utiliza no contribuye al diálogo”.
En tanto, las reacciones de respaldo a nivel regional continúan. Venezuela no está sola ante el intento de agresión imperialista de EEUU, en parte gracias al impulso que el líder Hugo Chávez supo darle a la construcción de mecanismos de integración regional que eran impensables a fines del siglo XX. En este sentido, el canciller Ricardo Patiño afirmó en una rueda de prensa en Washington que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) están analizando un documento conjunto en respuesta a las recientes medidas de EEUU sobre Venezuela. Además, Patiño calificó la medida estadounidense como una “indicio” de las intervenciones que pretende llevar a cabo el país del norte sobre las naciones latinoamericanas. «Si Venezuela es una amenaza para ese país, ¿por qué otro de nuestros países no lo es?», sostuvo situando el conflicto en un plano regional.